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LADRILLOS ROJOS EN EL AIRE

LADRILLOS ROJOS EN EL AIRE
1882 no fue un año capicúa. No fue un buen año para la construcción en Manhattan, quizá no fue un buen año para nadie en la Gran Manzana. Lo que es seguro es que fue un año aciago para Francisco José de Navarro. El empresario español puso en marcha el proyecto inmobiliario más grande de todos los EEUU. De Navarro apostó por un  modelo de vivienda novedoso para la burguesía el Co-Op Apartment. (las cooperativas inmobiliarias). Hasta 1880, con la construcción del Rembrandt, los pisos eran propiedad del promotor inmobiliario que los vendía o los alquilaba a particulares. El Rembrandt suspuso el punto de inflexión, se trataba de pisos que se vendían antes de la construcción y luego se pagaba una cuota mensual de mantenimiento del edificio.
Francisco de José Navarro se interesó por el sitema y promovió la contrucción de un complejo de ocho bloques frente a Central Park, entre la Sexta y la Séptima Avenida. Su tamaño era colosal, el doble del Dakota Building que se estaba construyendo al mismo tiempo. El nombre oficial era Central Park Apartments, aunque también se le denominaba Navarro Flats y a veces Spanish Flats. Cada uno de los edificios llevaba el nombre de una ciudad de la Península. El último, el Octavo, se llamaba Zaragoza. Cada uno levanta diez pisos. Para su construcción contó con los dos arquitectos, Hubert y Pirsson, que habían inventado el sitema de Co-Op en el Rembrandt. El ladrillo rojo dominaba la vista de Central Park. Introdujeron detalles ornamentales  mudéjares en partes menores de los edificios, aunque el estilo predominante era una mezcla de Neogótico y Reina Ana. Nunca me ha gustado definir los períodos artísticos con nombres de Reyes, ni siquiera aprecio el corte Imperio.
Los costes se dispararon fue un Titanic de Rejola y Alfez que acabó con una segunda y una tercera hipoteca. Los compradores se hicieron con un castillo en el aire desde el que se dominaba el Midtown de Manhattan. En 1888 se vendió en una subasta pública y los propietarios acaudalados se quedaron con un par de narices. Había dos edificos que estabán incompletos, lo más seguro es que el Zaragoza fuera uno de ellos.
La vida del Zaragoza fue breve, en 1926 se derribó para la construcción del NY Athletic Club. Sus ladrillos rojos estarán desperdigados por la ciudad, estarán formando parte de otros edificios, medio tapados por la escaleras de incendios que parecen unas prótesis ortopédicas que evitan que las casas se desmoronen.
Puede que en el east Village o en Chelsea algún ornamento mudéjar desubicado sea la única huella de lo que fue el megalomanismo del Zaragoza.
#La imagen corresponde a una de las pocas imágenes de los Navarro Flats. Uno de ellos era el Zaragoza 

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