UN GOYA COMO UNA OLLA. EL OTRO PROYECTO,UNO. LOS CHAPMAN, UNO
Todo se gestó donde suelen comenzar últimamente las iniciativas interesantes, en la mesa del Praga más próxima a la máquina del tabaco. Abdel, el cocinero, estaba contento, había conseguido un tipo de mantequilla especial para el cous-cous de los jueves. Cous-cous que ha bautizado (dudo que a un cous-cous se le pueda bautizar, es un adjetivo propio de los discursos de Benedicto XVI) como cous-cous real. La felicidad de Abdel se transformaba en cánticos marroquíes. Los chicos de Lobomedia estaban en la mesa contigua y parecía que en algún momento se involucraban en nuestra conversación.
Los escasos restos de sémola,que se habían caído de unos platos llenos, servían de testigos a una serie de reflexiones sobre la última adquisición de un Goya por parte del Gobierno de Aragón a través de la Fundación Plaza. La charla derivó en lo que cada uno entendíamos por el proyecto Goya.
Tausiet, como buen iconoclasta humanista, sostenía una opinión inclasificable. Demasiado avanzada para nuestro tiempo. Una mezcla entre Buñuel, Ibáñez, Marx (Karlos y Groucho) y Julio Verne. El otro contertulio L.M. Ortego, detective del patrimonio, el Philip Marlow del Gótico Aragonés, está preparando un artículo serio y riguroso al respecto, así que no adelantaré nada de su línea argumental.
La tercera opinión era la mía que iré desgranando en una serie de post. El hecho de que los tres nos pusiésemos a elucubrar sobre el pintor de Fuendetodos no podía acarrear nada positivo, como se demostró al día siguiente cuando se robó un cuadro del aragonés en Nueva Jersey. Ortego, el detective, lo hubiese recuperado sin tener que pagar los 50.000$ de recompensa.
La idea fundamental que rige toda mi opinión sobre el espacio Goya, es que los fondos originales de Goya a los que pueden acceder las Instituciones Públicas aragonesas producirán un resultado ramplón, un Museo, Centro o Espacio(llámese como se quiera) de segunda fila, que despertará un interés bastante limitado. La apuesta tiene que ser alta. Debemos correr un riesgo elevado si queremos convertir la Plaza de los Sitios como un referente artístico mundial. El proyecto no debe reducirse a la exhibición de unos cuantos lienzos, cartones para tapices o bocetos de pintura mural. Tenemos que mostrar algo que sea capaz de atraer a un señor que vive en los Alpes Suizos, en el Estado de Indiana o en el Perigord francés. La influencia de Goya ha provocado auténticas maravillas en la Historia del Arte, es ahí donde podemos conseguir un vasto número de piezas excepcionales.
Continuaré explicando mis ideas en sucesivos post. De momento dejo la instalación de los Jack y Dinos Chapman sobre el perro de Goya. Se trata de una serie de los Desastres de la Guerra modificados (Algo similar a lo que hace Arnulf Rainer pero con un estilo más transgresor) y colocados con esta original forma. El próximo día profundizaré en la obra de los Hermanos Chapman y la hipoteca creadora que tienen con el genio de Goya
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