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VEINTE AÑOS NO ES NADA

VEINTE AÑOS NO ES NADA



Hoy he envecejido vente años de repente. Tenía el periódico apoyado en mis rodillas. Mientras desayunaba, el rutinario croissant de todas las mañanas, me he hecho viejo. Han pasado veinte años de la tarde mágica de Maradona ante Inglaterra. En un rectángulo de esmeralda apereció la mano de un Dios vengador, para redimir  la catástrofe de las Malvinas; por otro lado se contempló el mejor gol de la Historia de los Mundiales, el 2-0 cantado por Víctor Hugo Morales. Años despues Héctor Enrique, el jugador que pasó el balón a Maradona en propio campo argentino, declaró "Si Diego no mete el gol era para matarlo, con el pase que le di". Esa tarde de 1986 era un crío que jugaba al fútbol y merendaba bocadilos de chorizo de Pamplona con mantequilla Tulipán. Estaba convencido de que  también tendría mi partido de gloria. Como era portero soñaba con pararle un penalty a Maradona, es que yo era de Paff.

Veinte años de la mano de Dios. Nada más argentino que Carlos Gardel volviendo a recordar lo rápido que ha pasado el tiempo. Volver. Veinte años no es nada 

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.

La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.

Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.

Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.

Y aunque el olvido
que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión,

guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

1 comentario

Yuli -

Me gusta mucho este tango.
es Hermoso