LOS VERANOS ROJOS
Falta una semana para comenzar mis vacaciones de verano. Este julio me voy a Austria con Silvia. Entre otras ciudades dormiremos un par de noches en Linz, a escasos metros de un Danubio robótico, un poco más lejos (14km) se encuentra Mauthausen. Una noche fría de Marzo conocí a Mariano Constante, que pegado al calor de una chimenea, contaba entre sorbos de sopa de verduras, las mil y una patadas que le inflingieron los guardias del campo de exterminio. Mariano Constante había sido invitado por la Universidad de Zaragoza para relatar la miseria humana que supusieron lugares como Mauthausen. Dio varias charlas en días diferentes, pero cada vez que terminaba una conferencia; se volvía, sin voz, a Ayerbe, el pueblo donde comenzó su aventura vital. Yo estaba de turismo prepirenaico con un Citröen Saxo alquilado. En la Pensión en la que me alojaba, coincidía con Mariano Constante y varios platos hondos de sopa. Ahora cuatro años después releo su experiencia infernal. La lectura de los Años Rojos va a conseguir que cuando visite Mauthausen, un par de lágrimas caigan al suelo y hagan que el Danubio sea un poco más salado.
#La imagen representa el acceso a lo peor del género humano.
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pat rizia -