LAS CUATRO LÁGRIMAS DE JCUARTERO
Hacía muchos años que no dejaba escapar una lágrima con una obra de ficción. No soy una persona que se emocione con facilidad con los finales amargos provocados por una tuberculosis o por los amores rotos al atardecer. Conforme se acercaba el final de Historias de Pekín de David Kidd la tristeza parecía invadir todos los lugares en los que estaba. La descripción que Kidd hace de China, como testigo privilegiado de un universo que se extinguía como un incendio al que le falta oxígeno, está llena de una nostalgia pegadiza. La tristeza se cimentaba en la pérdida de un mundo. En la lucha por seguir viviendo, pese a saber que sus días estaban contados, en una sociedad que se desangraba . Tuve que irme de una cafetería cuando me faltaban quince páginas para acabar el libro. No quería que una lágrima callese al café que me tomaba en la barra. La música era triste. Las conversaciones, que se ahogaban con el vapor de la cafetera, sonaban tan melancólicas como un fado en una mañana de lluvia. LLegué a casa y terminé el libro. Hice bien en marcharme de la cafetería.
A la media hora me puse a hacer la comida, unas alcachofas, mientras hervían recordé las otras tres ocasiones en que había llorado por obras de ficción
La primera vez que lloré fueron unas navidades con ¡Qué bello es vivir! El malvado Potter, actuando como sólo los constructores profesionales saben hacer, había convertido Bedford Falls en Potterville y James Stewart estaba viviendo la peor pesadilla que se podía imaginar observando a su mujer convertida en una bibliotecaria solterona.
La segunda fue la traición del cerdo Napoleón en Rebelión en la granja. Pobre caballo Boxer. Todos los animales son iguales, pero unos lo son más que otros.
La tercera fue una canción argentina interpretada por Mauricio Aznar en la Biblioteca de Aragón. Iba sobre un hombre entrado en años que muere y sus hijos con el tema de la herencia destruyen todo lo que él había soñado. Las cuerdas de la guitarra de Mauricio me desgarraban con cada acorde, todavía recuerdo su voz teñida de decepción
Las tres se remontaban a la época en la que era un adolescente con las hormonas como el Etna, quizá me hago mayor y me pasa lo mismo.
#La imagen pertenece a dos Ricksaws, que tanto aparecen en la obra de Kidd
2 comentarios
jcuartero -
Chorche -