RECUERDA
Con el tema del casamiento no tengo tiempo de nada. Los días parecen que tienen diecinueve horas y encima el cambio de horario veraniego nos escatima una más. Todo se mueve a una velocidad difícil de controlar. La actualidad se ha convertido en un murmullo lejano que se lleva el frío primaveral. Estos días, en los pocos descansos que he tenido, he estado reflexionando sobre dos anécdotas relacionadas con el pasado, la memoria y el olvido. La primera es una pincelada sacada de un libro de Julian Barnes. El escritor inglés cuenta el incendió que Huxley sufrió en su casa de Hollywood. En 1961 el fuego comenzó a devorar su hogar, las llamas destruían sus pertenencias. Tuvo tiempo para llevarse cosas de su casa y de todo lo que pudo salvar sólo se llevó un violín de su mujer y el manuscrito en el que estaba trabajando. Lo demás le daba igual. Los libros que había leído se convirtieron en cenizas que crepitaban en el interior del fuego. Las posesiones que había logrado acumular a lo largo de toda su vida se esfumaron como si lo hubiesen abandonado por otro coleccionista, pero a él le era indiferente haberse quedado sin recuerdos. Se autodenominaba el hombre sin pasado. La segunda anécdota está relacionada con el trabajo de Silvia. Un niño se pegó un golpe brutal en la cabeza jugando al baloncesto. El traumatismo fue tan fuerte que perdió la memoria casi por completo. Todos los datos que percibía se le olvidaban a los tres minutos. Era incapaz de retener nombres, la presencia de sus familiares asustados o la razón que lo había llevado al hospital. De lo único que se acordaba con nitidez era que tanto él como su padre eran hinchas del Athletic de Bilbao. Se pueden hacer muchos chistes de bilbaínos, qué si nacen donde qieren, qué si el mapamundi de Bilbao, qué si las setas y los Rolex; pero se le llenaba la boca del sabor de la victoria cada tres minutos, cuando demostraba que era del Athletic. Ese era su único pasado. El chico recuperó la memoria tras unas horas y por supuesto recobró su pasado. Me gusta mi presente y me gusta mi pasado, no podría vivir con un violín y las cenizas de mis cosas.
#La imagen corresponde a los daños que causó un incendio en el faro de Wilsons promontory en 1951, diez años antes que el incendio de la casa de Huxley
2 comentarios
jcuartero -
El señor de las cenizas -
Por cierto, actualiza el link de mi blog, payo, que llevo ya dos meses en terra.