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LA PREDICADORA DEL 22

El sábado a las cuatro de la tarde, después de haberme quedado dormido viendo la remontada del ManU en Goodison Park, comenzó a desplegarse una cortina de agua sobre Zaragoza que parecía iba a inundar la plaza Roma. Tenía que ir a trabajar bajo todos los litros por metro cuadrado que caían con violencia prosaica sobre los coches aparcados. Comencé mi camino con un paraguas que me daba la impresión de ser un machete en los manglares. Descerrajaba golpes con su filo a la maleza que le impedía el paso. A los doscientos metros estaba calado. Tuve que detenerme unos minutos en un portal con unos niños gambianos que cada pocos segundos salían de su refugio para disfrutar del agua sobre su cabeza mientras se reían y daban saltos. Iba a legar tarde al trabajo, así que cogí el autobús. No suelo montar en los autobuses., las horas punta me ponen triste. La gente que subimos al 22 en la Calle Santander teníamos las perneras del pantalón mojadas y la punta de los paraguas dejaban escapar gotas de agua, parecía que se estaban licuando. La sensación de unos calcetines húmedos es desconsoladora. Las grandes ventanas del 22 sólo dejaban ver a la gente esperando bajo los salientes de los edificios. En la parada en la que se suelen bajar los funcionarios que trabajan en el Gobierno de Aragón se montó una mujer de cincuenta y pocos años con el pelo apelmazado por la lluvia. Utilizó su tarjeta-bus y en voz alta nos comunicó al resto de pasajeros que tenía algo muy importante que decirnos. Comenzó a leer textos de la Biblia. Por la situación hubiese sido divertido que hubiese mencionado a Noé y su Arca en el diluvio universal. La mujer terminó con una cita del Apocalipsis y a los tres segundos retumbó un trueno. Los pasajeros nos miramos un poco incómodos deseando que acabase. Una señora mayor agarraba el paraguas  y daba toda la pinta de que le estaban dando ganas de aporrearle con el mango. Leer  de pie, en voz, alta en un autobús debe ser complicado. En Metro seguro que es más fácil; menos mal que en el tranvía será igual de complicado lazar spam trascendentalista


2 comentarios

jcuartero -

En los medios de transporte público soy muy tímido, excepto con los taxistas que escuchan radio teletaxi

Ciberdiegus -

¿Y no te da la sensación de que deberías haber sido tú el que le gritaras algo sobre Noé? A mí me ocurre, de vez en cuando tengo "buenas" ideas, pero por pudor no las llevo a cabo. Y nunca llega una segunda oportunidad para soltarla, una pena.