CRONICAS DE MAÑOHATTAN, CUATRO. PRESENCIA ARAGONESA EN LA GRAN MANZANA
Era domingo a la hora del café. La diferencia horaria con Zaragoza seis horas, es decir aquí eran las nueve. Justo la hora en la que comenzaba la retransmisión en Canal+ del partido del Zaragoza contra el Espanyol. Inventé varias excusas para arrastrar a Silvia a un bar de esos que tienen más pantallas gigantes de plasma que clientes, para ver si por casualidad, en un monitor de la esquina junto a los baños, emitían imágenes de la Romareda. Todos mis esfuerzos fueron baldíos, cada establecimiento por el que pasábamos dedicaba sus medios audiovisuales a la NFL o a los últimos intentosde los Mets para ganar su conferencia. Así que acabamos tomando los cocktails rojos que simbolizan la luz del sol crepuscular poniéndose sobre los rascacielos acristalados de Manhattan, como no habíamos comido demasiado se nos subió un poco a la cabeza y yo me quedé con las ganas de ver el juego argentino-maño. No fue hasta la semana siguiente que me enteré en qué garito de NY se pueden seguir los encuentros de la liga española. Existe un bar llamado La Nacional en la calle 14. Cruzar los umbrales de este local es coger una máquina del tiempo y retroceder cuarenta años atrás. Un casino rural de la España del Interior en la zona más cool de Manhattan. Tras las puertas de la Nacional hombres cincuentones jugaban a las cartas con la baraja de Heraclio Fournier, quizá cantaban las cuarenta mientras apuraban sus copas de Magno. Ni una sola mujer osaba profanar ese templo de testosterona y carajillos servidos en loza trasnochada. En la pantalla un comentarista con acento del Mar de la Plata cantaba un gol del Deportivo de la Coruña. Fue entrar y salir huyendo.
El resto de presencias aragonesas, que el cierzo ha transportado a la gran Manzana fueron mucho más culturales. En las salas del Metropolitan pueden observarse el evangelario de la Reina Felicia y un Caliz de Santa Cuz de la Serós. Es más impactante rozar con la yema de los dedos el frío alabastro del retablo del Palacio arzobispal de Zaragoza. Esta maravilla de la escultura gótica se encuentra en los Cloisters, en el extremo norte de la Isla. Una luz tibia ilumina las figuras del encargo de Dalmau de Mur, resaltando la calidad del maestro que las ejecutó. La Hispanic Society cuenta con dos Goyas que bien los querría el Gobierno de Aragón para el edificio de Herzog y de Meuron; así mismo se encuentran unos lienzos de dimensiones considerables que representaban las diferentes nacionalidades del Estado español. Aragón aparecía encarnado en unas jóvenes Ansotanas que danzaban con sus trajes verdes. En el Guggenheim había una retrospectiva de Zada Hadid en la que se podía apreciar una infografía y la maqueta del Pabellón Puente de la Expo 2008
Pero sin duda lo más sorprendente es la constatación de la existencia de Teruel al otro lado del Atlántico. En diversos museos se exhiben piezas de cerámica bícroma turolense, hasta aquí normal; sin embargo es fascinante que en pleno Broadway, en uno de los teatros de la Calle 42, el St. James. En la representación de The Producers, el musical más laureado de todos los tiempos aparezca el nombre de Teruel situado en un mapa de Europa. Sólo Madrid y Burgos compartían el honor con la ciudad mudéjar. En un momento dado del espectáculo se representa un musical vejatorio que ridiculiza a Adolf Hitler. Se baja un telón que muestra la Europa amenazada por las ansias expansionistas del III Reich y allí aparece Teruel. Me parece fascinante. Estuve a punto de levantarme y gritar ¡Teruel existe!
3 comentarios
jcuartero -
Adrià -
Chorche -
ps. Ya he comentado lo que debía, donde debía...como decíamos ayer