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EL DÍA QUE ME CRUCÉ CON DARTH VADER EN LA ESTACIÓN DE DELICIAS

EL DÍA QUE ME CRUCÉ CON  DARTH VADER EN LA ESTACIÓN  DE DELICIAS

Una de las actividades más emotivas de los primeros días del año es ver a los niños pequeños, por la calle, mostrar al mundo entero los juguetes que les han traído los Magos de Oriente. Cuando tenía siete años a un compañero de clase le regalaron un disfraz del hombre araña (spiderman era para listillos) que llevó debajo de su ropa dos semanas seguidas. Incluso aseguraba que lo utilizaba de pijama. El día de Reyes no vi a muchos críos montando sus bicicletas resplandecientes o con sus patines de línea, sacar a pasear a la Playstation debe ser complicado; además fuimos de casa a la puerta del cine en coche.

La tarde del seis de enero no se podía ver otra película que no fuese María Antonieta. Eso lo sabía todo el mundo, así que tuvimos que verla en primera fila del Cine Cervantes. Menos mal que tiene un pequeño escenario, casi nos da Kirsten Dunst con sus pelucas cardadas,auténticas obras de arte efímero. Lástima que la función original de las pelucas en la Francia deciochesca fuese defenderse de los piojos, aunque se viviese en el mismísimo Versalles.

A los niños con los juguetes me los encontré el domingo en la estación intermodal de Delicias. Acompañé a Silvia para que cogiese el Regional Express con destino Logroño que atravisesa todas las nieblas del valle del Ebro. Estaba esperando con su maleta cuando noté que alguien tropezaba y caía sobre su trolley. Se trataba de un pequeño Darth Vader de seis años, que con el casco oscuro y distorsionador de voz incluido sobre su cabeza parecía más un cabezudo amigo del Robaculeros que un jedi seducido por el reverso tenebroso de la fuerza. A la escena sólo le faltaban los acordes de John Williams, el techo de la intermodal es bastante galáctico. El Pequeño darth Vader acudió donde estaban sus padres a tres metros de distancia y dijo sin quitarse el casco con distorsionador de voz -Mamá, mamá me he caído-. Aunque sea de mentira la voz distorsionada perdiéndose en la inmensidad de la estación Delicias asusta más que RENFE.

#La imagen corresponde a la Parroquia Pio X del barrio de la Jota, un emplazamiento mucho más adecuado para avistamientos espaciales

3 comentarios

tausiet -

¡El otro día estuve dándole una vuelta de reconocimiento a ese magnífico edifico de la foto, de la mano de mi hija! ¡Zaragoza es asín!

jcuartero -

Si era el de verdad parecía más alto en las películas. Además es de sobras conocido que debajo de ese traje, negro como el azabache, se esconde Constantino Romero

m ; ) -

Que la fuerza t'acompañe, có!

Pero ¿Y si era él de verdad ?