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ÍDOLOS

ÍDOLOS

El médico de Maradona dice que Diego se cree un Dios. No entiende la actitud del futbolista frente a su hepatitis y su adicción al alcohol. El hospital advierte del séquito de bacantes que acompañan al Pelusa. Maradona es un mito sedado que nos tiene en vilo. Cuando tenía once años pensaba que los futbolistas eran eternos, no sabía que se retiraban.

Ayer buscando, en Internet, información sobre el Escoriaza me encontré con una página de poemas dedicados a Maradona. Aparecen más de 120 poesías dedicadas a Diego. De todas las que leí me quedo con la de Benedetti, aunque no sé si sigue vigente.

 

Hoy tu tiempo es real, nadie lo inventa.
Y aunque otros olviden tus festejos,
las noches sin amor quedaron lejos
y lejos el pesar que desalienta.
Tu edad de otras edades se alimenta,
no importa lo que digan los espejos,
tus ojos todavía no están viejos
y miran sin mirar más de la cuenta.
Tu esperanza ya sabe su tamaño
y es por eso que no habrá quién la destruya.
Ya no te sentirás sólo ni extraño.
Vida tuya tendrás, y muerte tuya.
Ha pasado otro año y otro año le has ganado a tus sombras
¡Aleluya!

Otro ídolo Joshua Bell, el mejor violinista del mundo, ha probado en sus propias carnes lo que significa vivir en la torre de cristal del mundo de la alta cultura. Tocó de incógnito en el Metro de Washington y sólo obtuvo unas pocas monedas de la gente que pasaba sin detenerse a escuchar su música. Fuera del sistema establecido su música no valía más que la podría tocar cualquiera con una flauta hönner. Bell acostumbra a llenar todos los auditorios del mundo donde actúa y a cosechar las mejores críticas del público y de la prensa especializada. En el metro frente a personas de verdad, personas que tienen hipotecas y que madrugar para ir a su trabajo, los acordes de su Stradivarius valen lo mismo que las portadas de la prensa gratuita. La historia de Joshua Bell me recuerda al libretto de la ópera Los hijos de Rosenthal. El libretto es de Vladimir Sorokin y trata sobre la clonación de Verdi, Tchaikovski, Wagner, Mussorgski y Mozart en la Rusia soviética. Con la caída del régimen el programa de clonaciones se termina y los cinco genios se ven abocados a tocar en la calle. La gente actúa como con Bell, pasan inadvertidos. ¿Qué es lo que hace que las manifestaciones artísticas tengan éxito o no? Yo no tengo ni idea,

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