HISTORIAS DEL 22. EL BILLETE VOLADOR
El jueves por la tarde llegaba con retraso a trabajar, así que tuve que coger el 22. Soy bastante reacio a montarme en los autobuses. Prefiero caminar, pero si quería fichar a tiempo debía convertirme en el “hijo del cierzo”. La tarde comenzaba a volverse desagradable. El viento tiranizaba la sensación térmica y varias gotas de lluvia obligaban a despertarse de la siesta a unos limpiaparabrisas de secano todavía con agujetas provocadas por el cambio climático. No era la única persona que se encomendaba a TUZSA para refugiarse de la lluvia. El autobús estaba lleno, incluso las personas que se habían subido en la parada anterior no habían pasado su tarjeta-bus. Me iba a subir el tercero de un buen grupo de tíos que también llegaba tarde. En el interior una mujer proveniente de la parada anterior, García Sánchez, no tenía suelto e iba a pagar con un billete de 20 €. Lo depositó sobre el pequeño mostrador donde los chóferes tienen preparadas las vueltas de un euro y dos euros. El conductor se afanaba en contar 19 euros y pico en monedas para devolverle a la mujer, cuando abrió la puerta. El billete salió volando, paso junto a una señora, junto a un señor que llevaba una revista de coches clásicos y a escasos tres centímetros de mi pecho. Se perdió, secuestrado por el cierzo, dando vueltas sobre su propio eje económico. En ese momento la señora y el conductor se enfrascaron en una discusión al más puro estilo don Errequerre de Paco Martínez Soria
- Le he dado el billete-
- No señora. Ni siquiera lo he tocado. Lo ha dejado aquí y ha salido volando-
-Pero si estaba preparando los cambios-
-Si no se los he dado. Si quiere le puedo invitar al viaje por la pérdida, pero…-
La salida se demoraba. Una viajera tomó partido por la mujer y comenzó a meterse con el conductor. Como el autobús no arrancaba, uno de los hombres que todavía no se había montado se lanzó a la búsqueda de los 20€ por el corazón de la plaza Roma. Tuvo que llegar casi hasta la fuente central. Regresó con el billete que se agitaba al viento como si estuviese temblando de miedo. Hizo entrega del mismo y la defensora de causas perdidas que la había tomado con el conductor pidió un aplauso para el rescatador anónimo. Nadie aplaudió. Quizá debiera viajar más en autobús.
#Buscando imágenes de autobuses me he topado con el cartel de esta película holandesa, que parece Harry Potter y el autobús del Pozo de San Lázaro.No tiene que ver mucho con el tema, pero no he podido resistirme
4 comentarios
jcuartero -
Javier -
jcuartero -
Lonia -
Tu post me recuerda que tengo que recargarme la tarjeta bus