CUARTERO VS CUARTERO
Tener hijos tiene dos consecuencias directas, la primera es no actualizar el blog como se habrá podido comprobar a lo largo de estos meses; la segunda es dejar de frecuentar restaurantes chic con platos cuyo nombre excede la media línea de la carta. Las visitas gastronómicas derivan hacia los locales denominados familiares, que en realidad no son otra cosa que restaurantes en los que regalan globos y hay otros niños que hacen más ruido que los tuyos. En uno de estos coincidí mesa con mesa con Cuartero , el jugador del Zaragoza, antes de su lesión, así que había una gran densidad de Cuarteros en cinco metros cuadrados. En nuestra mesa una abuela de Marina sacaba el tema predilecto de las abuelas, los parecidos. La palabra Cuartero se repetía como la salsa barbacoa de nuestros platos, los ojos de los Cuartero, la boca de los Cuartero, la nariz de los Cuartero y cuantas partes de la anatomía que uno se pueda imaginar de los Cuartero. Cada vez que mencionaba el apellido me parecía que Cuartero el futbolista, se daba por aludido y miraba de reojo a nuestra mesa; por discrección yo también observaba disimuladamente, aunque estoy convencido que deseaba terminar los postres e irse. No es muy agradable que hablen de uno en la mesa de al lado, o por lo menos que lo parezca.
Al terminar salimos del restaurante con un globo que se deshinchó a los dos días. Marina no se parece mucho a los jugadores del Zaragoza.
A las pocas semanas Cuartero, el futbolista, se lesionó la rodilla de gravedad, quizá no vuelva a competir en la élite deportiva; pero siempre será mi jugador favorito y el único del que me compraría una camiseta. Ánimo
#la imagen corresponde al viejo marcador del campo de Torrero, el Zaragoza tenía una pegada similar al actual equipo de Segunda. Pertenece a la colección particular de Ángel Aznar
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