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EL DOLCE FARE NIENTE

EL DOLCE FARE NIENTE

Llevo unos días en que lo italiano está muy presente en mi vida.  En la plaza San Pedro Nolasco hay aparcada una moto, con matrícula italiana, que tiene una pegatina que la denomina "La poderosa 3" convirtiéndose en heredera del vehículo con el que el Che Guevara inició una travesía sobre dos ruedas a lo largo y ancho del continente americano; aunque por el aspecto que luce la moticicleta de la plaza, hoy en día no llegaría ni a la soledad inmensa del desierto de los Monegros.  

Silvia  va el fin de semana a Roma a pasearse por el Trastévere y mirar, desde los puentes de piedra, la ísola Tiberina. Me ha preguntado que me trae y le he pedido una botella de Aperol para hacer Spritz. Desde el verano pasado llevo buscando Aperol sin resultado. Es maravilloso sentarse con una copa de Spritz, a las siete de la tarde, en una terraza con sillas metálicas sobre suelo empedrado y mirar unos palacios barrocos bañados por el último sol del día. Y dedicarse al "dolce fare niente". A leer un periódico deportivo de hojas rosáceas de dimensiones más grandes que el antiguo Heraldo, mirar a las chicas de piernas largas que llevan unas gafas de sol que les tapan la cara entera, pensar en la salsa que acompañará a la pasta de la cena; y sobre todo escuchar la voz de Silvia. En Zaragoza no es lo mismo, pese a que tengamos un trozo de Italia en la ciudad (por fortuna ese espacio ya no es de Berlusconi).  Beber Spritz a los pies de la torre de San Antonio no tiene encanto, aunque se divise el remate de una cúpula neoclásica.

Por último, esta semana, la ciudad está llena de italianos. Ayer vinieron unos cuantos a visitar el Museo, dos de ellos se fijaron en el folleto de la exposición de Marco Polo que se celebra en la Lonja. Me preguntaron de que iba la muestra y dónde se podía visitar. Se lo explique con bastantes detalles. No les quedaba ninguna duda, pero  había dos argentinas viendo el museo; así que se acercaron a ellas. Les preguntaron si sabían dónde estaba la Lonja y si querían acompañarles. Las argentinas aceptaron con acento porteño y se fueron juntos los cuatro lanzándose miradas complices. Yo de mayor quiero ser italiano para beber Spritz e ir a la Lonja

#La foto pertenece a la piazza delle erbe en Padova. Sin duda el mejor Spritz del mundo se toma contemplando estos porches

6 comentarios

cesaraugustano -

En la tienda on-line www.vinosencasa.com venden Aperol Barbieri. Supongo que habrá más. Por cierto, me parece muy entretenido tu blog, salud.

lonia -

Eso eso hay muchas cosas de las que hablar...

jcuartero -

Cuando nos des una vuelta, hablaré de tu bicicleta

Velocidad absurda -

Cuando veis mi bici por las calles del Casco no os poneis tan literarios ni melancólicos. ¿Qué tiene "La Poderosa 3" que no tenga mi Orbea?

El señor de las motocicletas -

¿Y dónde está la foto de "la poderosa 3" de la Plaza San Pedro Nolasco (Aka San Lorenzo)?

En italia los coches son femeninos, como las motos, por eso es todo tan raro y tan maravillosamente incomprensible

tausiet -

En las cuestas empedradas de las calles oscuras de Roma hay que apartarse para que no te atropellen los motocarros. Cerca del Coliseo los niños te roban el cuaderno de bitácora y lo arrojan a la sopa con fideos de los gatos. Lo juro.