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LÁGRIMAS DE MANIQUÍ

LÁGRIMAS DE MANIQUÍ

Haciendo un poco de tiempo para ir a comer al Galerna ( o a la Galerna), he dado un pequeño paseo por el parque. El cielo gris rivalizaba con el tejado de pizarra de la Casa Ansotana. El viento traía,sin querer, gotas de agua que se escapaban de la boca abierta de los tritones que descansan en la fuente de Neptuno. Ver la reforma del Museo Etnológico me ha recordado a Antonio Beltrán, a Miguel y Paco.

Nunca me dio clases Antonio Beltrán, pero si me dieron sus alumnos y sus hijos. Paco es de los pocos profesores universitarios de los que aprendí algo y de Miguel recuerdo una anécdota que me contó en un Postgrado de Museos. La historia se desarrollaba en el interior del Museo Etnológico. Miguel Beltrán, como Director del Museo de Zaragoza, acudía con frecuencia al edificio de arquitectura popular pirenaica y allí encontraba a una señora mayor que lloraba frente a una recreación de una cocina tradicional aragonesa. Unos maniquíes con trajes regionales contemplaban una cadiera, el trébede sonreía sobre las brasas y los fuelles esperaban, callados, a ser utilizados. La primera vez que Beltrán vio a la mujer se sorprendió. Cada día que pasaba por el edificio del parque volvía a presenciar la escena de la mujer gimoteando ante la cocina. Varios días después no se pudo reprimir y le preguntó -Pero, señora,¿qué es lo que hace llorando en un Museo? Le contestó que venía a ver a su hijo, fallecido hacía poco tiempo. Había servido de modelo al maniquí. Era la única manera de continuar en contacto con él. Iba y le contaba todo lo que le había pasado. Le hablaba del precio de los tomates, de la tía Josefina, de las pensiones y de lo que había visto por la tele; pero sobre todo le mostraba sus lágrimas

Cada vez que acabo en el parque, vagando sin rumbo, me meto en la Casa Ansotana(ahora no, que está en obras) y subo las escaleras que llevan a las cocinas. Espero toparme con el maniquí, o con su madre, y saudarle en silencio. La última vez que subí me pareció que la figura teníalos ojos vidriosos.

Me hubiera gustado conocer más a Antonio Beltrán

2 comentarios

javier delgado -

Aprovecho este lugar porque no encuentro dirección email tuya: Gracias por tu comentario dobre los jugadores de Go de la Calle Graus. Alguna noticia tengo de ellos y de otros que juegan al Xiangqi (ajedrez chino, muy interesante también). Tuve tratos con algunos pero, entre otros inconvenientes, fuman todos mucho y eso me agobia. Podemos sseguir comentando cosas del Go... Pongo un enlace en mi blog al tuyo. Un cordial saludo.

pat rizia -

precioso texto, me ha encantao la historia de la señora y el maniquí,los dos forman una extraña y conmovedora Piedad