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ME ACUERDO DE ZGZ

ME ACUERDO DE ZGZ

Tras varias semanas he logrado descargar, en un programa de intercambio de archivos, una emisión de la televisión pública francesa sobre Je me souviens de Georges Perec . Durante varios años me quedaba dormido, arropado en mi edredón, escuchando una grabación en casette de esta emisión. Estudiaba francés y pensaba que oyéndolo entre sueños iba a ser capaz de desarrolar un acento prodigioso. Mi francés no mejoró demasiado pero cada día me gusta más Perec. La mayor parte de mis recuerdos son de Zaragoza

La grabación corresponde a la interpretación del texto de Je me souviens por Sami Frey 

 

 

 

I

Me acuerdo de los viejos autobuses de TUZSA, sólo tenían dos filas de asientos tristes

II

Me acuerdo de ir a comprar los domingos romos de la Liga de Fútbol. Nunca terminé un álbum. Hubo un año que sólo me falto uno, el de Maradona.

III

Me acuerdo de la primera película que fui a ver al cine. Me llevaron a ver Galáctica , en el Cine Palacio. Me llevó mi padre un festivo por la tarde. No me enteré de nada.

IV

Me acuerdo que como era un chico de ciudad, un chico de Zaragoza, no sabía montar en bicicleta. Tuve que aprender en el Paseo de los Bearneses del Parque Grande.

V

Me acuerdo de haber visto en Televisión El temible burlón con Burt Lancaster y Lenny Kravatz. De mayor quería ser pirata

VI

Me acuerdo de la antigua tienda de helados de los Italianos. No me gustaba tener que pagar en la caja antes de elegir los helados en cucurucho. Mi madre decía que los mejores eran lo de yema tostada. Yo como buen hijo no me lo creía y elegía los de vainilla.

VII

Recuerdo a Perico Fernández intentando vender sus cuadros en un programa de Televisión

VIII

Recuerdo el lema electoral del CDS.”Vota CDS. Vota libertad. Vota al centro Democrático y Social. Nunca he votado al CDS.

IX

Recuerdo que me compré en VIPS un libro de Fotografías de Henri Cartier Bresson.

X

Recuerdo los bocadillos de Pechuga, queso y huevo con salsa romesco del London y de los cafés insípidos de la máquina del segundo piso de la Facultad de Filosofía y letras.

XI

Me acuerdo de los taxis negros. Los cogía con mi madre cuando llegábamos tarde

XII

Me acuerdo de perder la piel de los dedos por no saber utilizar el Loctite

XIII

Me acuerdo el Gol de Nayim

XIV

Me acuerdo de la primera sonrisa que logré arrancar a una chica

XV

Me acuerdo de los Huesitos, Lacasitos, Conguitos y Caramelos Sugus.

XVI

Me acuerdo de los veranos en Salou y Cambrils.

XVII

Me acuerdo de un musícasete de Francesco di Nápoli que tenía un novio de mi madre en el coche. Mi hermana y yo nos pegamos un viaje por el Levante escuchando “Cantare Ooohh. Volare Ooohh”

XVIII

Me acuerdo que me daba miedo ir a Torrero porque estaban la cárcel y el cementerio.

XIX

Recuerdo a Mauricio Aznar interpretando canciones argentinas en la Biblioteca de Aragón.

XX

Recuerdo ver el estreno de Nunca digas nunca jamás en el cine Elíseos. Me gustaban los relojes de James Bond

XXI

Recuerdo que Silvia me regaló una pluma Montblanc.

XXII

Recuerdo lo grandes que eran las hojas del Heraldo de Aragón

XXIII

Recuerdo la primera vez que consulté el B.O.E.

XXIV

Recuerdo que intentaba ver las película pornográficas de Canal + los viernes por la noche. Me di cuenta de que tenía mucha imaginación

XXV

Recuerdo que una vez fui al festival de Cine de San Sebastián y le pedí un autógrafo a un Director Chino, del que se me ha olvidado su nombre.

XXVI

Recuerdo que leí La Familia de Pascual Duarte la víspera de un examen de Matemáticas. Saqué un uno

XXVII

Recuerdo que con los compañeros de trabajos siempre compramos la lotería de Navidad en la Administración del Rosario

XXVIII

Me acuerdo de dos personas que iban vestidas por la calle con gorras de capitán de barco

XXIX

Recuerdo que mi abuela se pedía un Bitter Kas cuando íbamos a los Espumosos.

XXX

Me acuerdo de jugar a Fútbol con mi hermana en el pasillo de casa

XXXI

Me acuerdo que a la Plaza Albert Sweitzer la llamábamos plaza Albert Swarzenegger

XXXII

Me acuerdo que Federico Luppi en una película decía, sólo hay dos tipos de hombre, los que quieren dinero y los que no saben lo que quieren

XXXIII

Me acuerdo de aprender a conducir en un 600 cerca del velódromo

XXXIV

Recuerdo que se puso de moda el Kárate. Llegué a cinturón amarillo y mi único amigo en clase era un testigo de Jehová

XXXV

Recuerdo el rastro de la Plaza de Toros. Cada vez que iba le preguntaba el precio a un señor que vendía cencerros, sin intención de comprar ninguno

XXXVI

Recuerdo que la primera película que vi de Buñuel fue El Ángel Exterminador

XXXVII

Recuerdo que en la Revolución Francesa cambiaron el nombre de los meses. A Noviembre lo llamaron Brumario

XXXVIII

Recuerdo una exposición de Yoko Ono en el Palacio de Sástago

XXXIX

Recuerdo la primera declinación del latín.

Rosa-Rosae

Rosa-Rosae

Rosam-Rosas

Rosae-Rosarum

Rosae-Rosis

Rosa-Rosis

XL

Recuerdo que los porches del Paseo Independencia son iguales que los de la Rue deRivoli

XLI

Recuerdo que tome conciencia de que me iba a casar con Silvia paseando por Central Park en Nueva York

XLII

Recuerdo comprar minerales los domingos por la mañana en la Plaza San Francisco. Los tenía almacenados en cajas pero con las etiquetas cambiadas. Hoy no sé distinguir más que la Pirita y el Yeso

XLIII

Me acuerdo de los libros negros de Cátedra

XLIV

Recuerdo que una docena de churros costaba cien pesetas

XLV

Recuerdo que mi padre decía que Bernard Hinault era el mejor ciclista del pelotón internacional. Pensaba que los Lagos de Enol se llamaban en realidad los Lagos de Hinault.

XLVI

Recuerdo muchos de los cines que ya no existen, el Iris, Argensola, Pax, Torrero, Venecia, París, Palacio, Gran Vía, etc...

XLVII

Recuerdo los bombones dela Caja Roja de Nestlé

XLVIII

Recuerdo la única camiseta que he tenido de un grupo musical. Era de Suede

XLIX

Recuerdo el olor a tierra quemada tras la lluvia

L

Me acuerdo del cuadro de Álvarez Dumont Defensa del Púlpito de San Agustín que estaba en un tramo de las escaleras del Museo Provincial

LI

Me acuerdo de los hermanos Tonetti

LII

Me acuerdo de los moldes de escayola de la primera casa que me compré

LIII

Me acuerdo de la bata blanca de un dentista amigo de mi abuela que tenía la consulta en la Avenida Madrid

LIV

Recuerdo la primera vez que oí la expresión niño de cristal, pensaba que se trataba de una escultura de vidrio

LV

Me acuerdo de El Hombre que jueves de Chesterton. Me lo compré un lunes y me lo leí un martes

LVI

Me acuerdo que teníamos un equipo de Fútbol 7 que se llamaba La familia Arnolfini. El único trofeo que ganamos fue uno a la deportividad

LVII

Recuerdo el sonido ortopédico de mi primer móvil

LVIII

Recuerdo la luz fría de los flexos

LIX

Recuerdo el día que nació mi hermana

LX

Recuerdo el sonido estruendoso de los tambores en Semana Santa. El único toque que llegué a distinguir se llamaba La barra de pan

LXI

Recuerdo el Panqueque de Fantoba

LXII

Recuerdo un indigente que tocaba una cacerola como si fuese un batería en el Paseo Independencia. Me dijeron que tenía el Síndrome de Diógenes.

LXIII

Me acuerdo de los Bonobuses. Coleccioné los del año 2000. Me faltaba el del mes de mayo y me lo encontré por la calle

LXIV

Recuerdo que tengo unas fotos vestido de Baturro. Aparezco triste, no me debía gustar el folclore.

LXV

Recuerdo el incendio de la discoteca Flyng. Teníamos un compañero de clase que siempre vestía de negro. Le decíamos que iba de luto por las víctimas.

LXVI

Recuerdo el vaho que salía de mi boca las mañanas de Enero

LXVII

Me acuerdo de los billetes de mil pesetas en los que salía Benito Pérez Galdós.

LXVIII

Me acuerdo del refrán “Que si fue que si vino, que si mangas de Lino”

LXIX

Recuerdo que cuando tenía seis años confundía a la mujer del portero de mi casa con la Reina de España.

LXX

Me acuerdo del Fantasma de los ojos azules

LXXI

Recuerdo que Belmondo protagonizó Pierrot el loco

LXXII

Me acuerdo de los edificios con metralla de la Guerra de la Independencia en el Casco Histórico

LXXIII

Me acuerdo de las meriendas de bocadillos de chorizo de Pamplona. Pensaba que se hacían todos los embutidos en Navarra.

LXXIV

Me acuerdo del embarcadero del Parque de Atracciones y del Barco del Mississipi, que me hacía pensar en el barco de Fitzcarraldo.

LXXV

Recuerdo que vi ET en el cine Fleta antes de que estuviese en ruinas fantasmagóricas.

LXXVI

Me acuerdo de los programas deportivos de la radio los domingos de otoño por la tarde

LXXVII

Me acuerdo que en el parlamento francés hicieron un debate para decidir si Tintin era de derechas o de izquierdas

LXXVIII

Recuerdo que asistí a la conferencia que impartió un jesuita sobre los manuscritos del Mar Muerto.

LXXIX

Me acuerdo de la escalera mecánica del Sepu.

LXXX

Me acuerdo del telón que pintó Unceta para el teatro Principal

LXXXI

Recuerdo que una vez cogí un ascensor en Tiffanny´s en la Quinta Avenida

LXXXII

Recuerdo una oficina del Banco pastor en la Plaza Aragón. No podía entender un nombre tan poco apropiado para guardar mi dinero

LXXXIII

Me acuerdo del adoquinado de la Calle Don Jaime

LXXXIV

Me acuerdo que Sherlock Holmes vivía en el 221B de Baker Street.

LXXXV

Recuerdo que tenía un vídeo Beta que al final de sus días grababa sin sonido.

LXXXVI

Recuerdo que conduje un Talbot Horizon desde las Delicias hasta Bratislava. 5500 Kilómetros sin aire acondicionado en el verano más caluroso de la década de los noventa

LXXXVII

Me acuerdo del bigote de Charles Bronson, la mayoría de sus películas llevaban el adjetivo justiciero o el sustantivo justicia

LXXXVIII

Me acuerdo de la cena en la que conocí a Silvia.

LXXXIX

Me acuerdo de Maurice Lacroix, el hombre impuntual

XC

Me acuerdo de las naranjas sanguinas

XCI

Me acuerdo de los viajes a Andorra para comprar aparatos electrónicos. La gasolina era más cara que lo que te ahorrabas.

XCII

Me acuerdo de las doce campanadas de Nochevieja y de los cuatro cuartos que las preceden

XCIII

Me acuerdo del ascensor del Museo del Foro

XCIV

Me acuerdo que la nieve no cuaja casi nunca

XCV

Recuerdo que la palabra chabisque me hacía mucha gracia.

XCV

Me acuerdo de la canción de la Trinca que era una versión de los Sitios de Zaragoza

XCVI

Me acuerdo que Peter Pan tiene una escultura metálica en Hyde park en Londres

XCVII

Me acuerdo de las películas de Scorsese

XCVIII

Recuerdo la Calle Alfonso cuando no era peatonal

XCIX

Recuerdo que la Sissí auténtica era anoréxica y que Romy Scheneider era mucho más guapa que cualquier princesa de carne y hueso

C

Recuerdo los papeles de carboncillo para realizar copias. Se me manchaban los dedos de negro

CI

Me acuerdo de un despertar en Treguier, un pequeño pueblo de la Bretaña Francesa

EL MITO DE LOS ÚLTIMOS

EL MITO DE LOS ÚLTIMOS

El martes tuve que coger uno de los últimos trenes de alta velocidad a Barcelona antes de que llegase el AVE. Siempre me ha gustado ser de los últimos. Me suelo sentar en las últimas filas del autobús. Intento asistir a una sesión de los cines la víspera que los cierren. El catorce de marzo cerraron por reformas los Augusta, el día trece por la noche estaba viendo American Gangster al mismo tiempo que Víctor Fernández dejaba de ser entrenadoe del Zaragoza. La distancia entre dos puntos no se miden por los kilómetros que los separan, sino por el tiempo que se tarda en recorrerla. Los últimos Altaria eran una especie en extinción, pero con el AVE me hubiera ahorrado setenta minutos.

Cada año que pasa siendo vecino de Las Delicias hace que aprecie más el barrio. El martes, antes de emprender viaje, bajé al buzón a recoger las cartas de amor eterno (a treinta años) que me manda La Caix. Dos mujeres negras tocaban el portero automático. Reconocí la voz de mi vecino Ángel a través del interfono. Una de las mujeres sin ningún acento delator preguntaba por los "gambianos". El bueno de Ángel no se dio cuneta por quien se interesaban. Contestó que no vivía nadie en la casa con ese apellido. La mujer no se dio por vencida y preguntó por los "morenos".´Ángel le indicó los portales donde residen subsaharianos. No distingue entre senegaleses y gambianos, yo tampoco.

En Barcelona estoy alojado en un edificio de Óscar Tusquets, prefiero sus novelas aunque no he leído ninguna. Sus títulos son más ambiguos.

En la exposición del CCCB veo fichas policiales del tardofranquismo, algunas por delitos como blasfemias, homosexualidad o adulterio. Me alegra que Clemente no haya aceptado las presiones de Teherán.

En el Caixaforum veo otras dos exposiciones, la primera sobre los etruscos que me dejan frío como un anochecer junto a la playa. Quede tan lejos cuando estudiaba en la Universidad las diferentes culturas de la antigüedad. La segunda es sobre Chaplin. La gente anónima se ríe con una escena descartada de Luces de la ciudad. Resulta divertido el lenguaje inventado con el que Charlot hace pública su voz diez años depués de la irrupción del cine sonoro en Tiempos Modernos. El personaje se ve obligado a cantar una canción para mantener su trabajo. Chaplin también tuvo una última actuación muda, con su voz se extirpa la inocencia del audiovisual y de gran parte edl Siglo XX. Me gusta como Chaplin termina muchas de sus películas, caminando solo hacia el horizonte. La cámara es testigo de como se aleja. Vemos su espalda, su bombín y su bastón haciéndose cada vez más pequeños.

Mañana cojo el AVE (98 minutos hasta Zaragoza). Desde la estación también se verán los vagones hacerse más pequeños hasta que desaparezcan por completo. Yo no viajo solo, ni el sol de los Monegros es en Blanco y Negro

#La imagen corresponde a Chaplin jugando al Ajedrez con Douglas Fairbanks durante un descanso del rodaje de La Marca del Zorro

VELOCIDADES

VELOCIDADES

El mes de Febrero pasa a una velocidad de vértigo. Ando enfrascado en un par de proyectos que absorben casi toda mi concentración. Mi vida virtual se limita a comprobar que el Spam sigue siendo Spam y a comprobar mis pobres resultados en una liga cibernética de la NBA. Cuando comencé la temporada me di cuenta que coincidía en muchos jugadores con Spike Lee, me temo que este año el director neoyorquino se arrastrará en la liga.
El lunes pasado asistí a mi primera clase de preparación al parto, era el único chico. La matrona se estaba afónica, nos puso unos vídeos sobre lactancia materna. Una de las parturienteas se mareó de la impresión, acabó tumbada en una camilla y abanicándose con propaganda de aceites para recién nacido Jhonson´s. Se debió impresionar con las imágenes de grietas.
El sábado nos llegó una factura equivocada del gas de 557 Euros, más que en Zaragoza parecía que habíamos estado viviendo en Novosibirsk, la capital de Siberia. Los de Endesa son unos listos. Hace dos meses vinieron a casa a tomar la medición del contador un día que no estábamos. Mi vagancia natural fue la causa de que no les llamará para comunicarles el consumo. Hicieron una estimación de la calefacción que habíamos empleado y se pasaron tres pueblos, tanto que ni siquiera cubría el gasto del recibo siguiente. El programa informático que calcula los recibos no sabe interpretar los datos de medición; solución, cobrar mil metros cúbicos más de gas. Con lo que hemos pagado a Endesa podríamos haber convertido nuestra casa en una sauna. La velocidad en las saunas es más acelerada
Le hice una foto a un afilador en el Paseo Teruel, me hizo pensar en las especies en extinción. ¿Quedarán más linces o afiladores con su armónica? Un señor estaba afilando un juego de cuchillos y otro recogía su navaja bajo la atenta mirada de los indigentes que duermen en uno de los cajeros de La Caixa. La velocidad de los afiladores es de otro tiempo

TODOS LOS SEGUNDO IZQUIERDA DE LA CALLE CONCEPCIÓN

TODOS LOS SEGUNDO IZQUIERDA DE LA CALLE CONCEPCIÓN

Todos los Segundo izquierda se parecen pero no son iguales. El aspecto exterior es similar. Una puerta de madera dentro de un marco barnizado, sin embargo tras la mirilla pueden esconderse mundos diversos, casi antagónicos. Llevaba años queriendo visitar el taller de Óscar Sanmartín. Sabía por Tausiet que se encontraba en la Calle Concepción, prácticamente puerta con puerta de la que fue su casa. Conocía el rellano por varias conversacionees. Sabía que en la puerta de la ex casa de Tausiet había un rótulo pegado que decía "Mounstruos no", en cierto modo es como los graffitti apotropaicos de la Pompeya prevesubiana, pero en vez de ahuyentar malos epirítus mantiene alejados a los vendedores de enciclopedias, agentes de Círculo de Lectores y testigos de Jehová que van vendiendo la salvación eterna los domingos a la hora del vermú.

Hace dos semanas tuve la oportunidad de visitar el taller de Óscar Sanmartín. Un compañero de trabajo es amigo suyo. Concertó una visita a las nueve de la noche, que es una hora estupenda para ver arte. Los faros de los coches se alejaban entre la niebla y se respiraba el ambiente cargado de humedadlegamos a la calle Concepción. Usamos el portero automático. La voz de una señora de mediana edad pregunto quiénes éramos. Mi compañero de trabajo contesto que clientes, "clientes, clientes, llegan los clientes". Subimos en ascensor. Nos abrió la puerta una señora en bata de andar por casa de tono pastel con rulos en la cabeza. Evidentemente no era Óscar Sanmartín, ni vendía dioramas. Nos explicó que en el tercero vivía un Óscar pero era muy joven para ser artista. Nos habíamos equivocado. Éstábamos en un edificio equivocado. Salimos y pulsamos el portero automático del portal contiguo. La voz de un adolescente nos hizo intuir que también habíamos fallado esta vez. Nos quedaba un intento. Nos desplazamos a un tercer edificio. El zumbido del interfono le resultaba familiar. No hubo respuesta. Utilizamos la solución del siglo XXI, que no es otra que el móvil. Era esa casa, pero había bajado un momento al bar de la esquina a tomar un café.

P.D. Qué bueno es Óscar Sanmartín. es una delicia escuchar la expliación de sus obras. La imagen corresponde a Houdini efectuando uno de sus números de escapismo. Entre las múltiples explicaciones de Óscar Sanmartín destacaba la un diorama en el que aparecen sus cásicos carros con imágenes retocadas del barroco. Había sustituido el rostro de Cristo por el de Houdini en su aparición al incrédulo de Santo Tomás. El cambio se basa en la leyenda popular que analiza los intentos de Houdini por ponerse en contacto con su mujer una vez muerto.

KITAJ DE QUITA Y PON

KITAJ DE QUITA Y PON

No deja de sorprenderme R.B.Kitaj. Después de descubrir su enigmático Autorretrato en Zaragoza (Selfportrait in Saragossa). Me encuentro que ostenta el Record Guinness de cotización de una obra de arte sobre un Post it. Lo elaboró con motivo del vigésimo aniversario de 3M y en subasta alcanzó la cantidad de 650 Libras Esterlinas. Se inspira en las formas de Rembrandt.

LA AUGUSTA DE JARNÉS TIENE QUIEN LA VISITE

LA AUGUSTA DE JARNÉS TIENE QUIEN LA VISITE

Hay espacios de los que es imposible desprenderse. Lugares que se repiten de una manera tan frecuente que escapan de las leyes del azar. Sitios que nos marcan su impronta al rojo vivo en nuestra memoria. Puede que sea una calle, un balcón o el reflejo del sol sobre un charco. El casco antiguo de Zaragoza produjo ese efecto en la prosa de Jarnés.

 En 1990 la editorial Aguilar en colaboración con Turespaña publicó un libro sobre rutas literarias en España, llevaba el título tan original de Rutas Literarias de España. Tenía tantos capítulos como comunidades autónomas. El dedicado a Aragón estaba escrito por Ildefonso Manuel gil y se centraba exclusivamente en la figura de Jarnés. Proponía recorrer en tres días varias localidades aragonesas acompañados de las novelas de Jarnés. El primer día se debái visitar Alhama de Aragón y el Monasterio de Piedra que aparecen en en Paula y Paulita bajo los nombres de Aguas Vivas y Abadía de los Fresnos. El segundo día se pasaría en Augusta, la Zaragoza jarnesiana;  y el tercero en Daroca y Albarracín.

En Augusta se desarrollan la mayoría de las novelas de Jarnés, El profesor inútil (1926), El convidado de Papel (1928), Locura y muerte de nadie (1929). Teoría del zumbel (1931). Lo rojo y lo Azul (1932) y La novia del viento (1940). Un ejemplo del espacio zaragozano descrito por las palabras de Jarnés se puede leer en el Convidado de Papel. El paseo de un seminarista desde la Plaza San Carlos hasta la arboleda de Macanaz. Al leer el artículo tuve la curiosidad de hacer el mismo recorrido intentando visualizar las calles y las plazas de ochenta años antes.

" La ruta de angostas callejuelas se ensancha dos veces, en dos plazas tan singulares que no parecen abrirse en la misma ciudad. Hay en la primera un mercado, denso de gritos bronos, de acres olores de huerto y de establo, ceñido por edificios alegres, nuevos o modenizados, con acceso al corazón de la ciudad por una ancha calle recién contruida, donde la joya auténtica de un palacio plateresco fue sustituida por un Monte de Piedad, acogedor de todas las formas vergonzantes de Augusta. Un valor arqueológico perdido a cambio de un moderno valor filantrópico más accesible a la sensibilidad del buen burgués. Poco más tarde salen a la segunda plaza. Ésta es más ancha, sin greguerías plebeyas y perfumes de matadero. Aquí solo se percibe un sutil perfume de siglos heroicos y de acacias municipales. En medio de las acacias se alza una fuente donde una mujer bíblica vacía perennemente dos cántaros en la taza. Hay jardincillos en torno a la fuente, muros blasonados en torno a los jardincillos. A un costado, la fachada gris de un templo. Al otro la de un palacete pintado de ocre

EL HOMBRE DEL SACO

EL HOMBRE DEL SACO

El lunes encontré una notificación de Correos en mi buzón. Me anunciaba que había llegado un envío a mi nombre a la oficina del Potillo, junto a la semiderruida estación. Llevaba la anotación Saca M, escrita en boli Bic de color azul  y rodeada de un círculo. Se trataba de  unos libros que había comprado por Internet en Strand. Por la tarde fui a recogerlos con Silvia. No fue difícil deducir porque se mencionaba la Saca M. El funcionario de Correos sacó una saca  del Servicio postal suizo con la letra M mayúscula y unas bridas para impedir que se saliese el contenido del paquete. El material era algo parecido a la sarga, como el empleado en los sacos de patatas. Teníamos que hacer más recados por la ciudad. así que  fuimos paseando con nuestro saco de dimensiones considerables. Silvia y el hombre del saco yendo a firmar el contrato de alquiler de un garaje. Silvia y el hombre del saco mirando ropa de abrigo en las rebajas. Silvia y el hombre del saco observando carritos de bebe y comprobando su maniobrabilidad.

La textura áspera del saco suizo (Qué horror, parece el título de una novela de Kundera) me peló las manos. Al llegar a casa parecía que hubiese estado jugando de zaguero en un doble por parejas del Jai-Alai de San Sebastián. Abrí la saca y había un paquete bien embalado. En su interior, envueltos en papeles de periódico con crónicas de las derrotas de los Knicks, se encontraban los tres volúmenes que había encargado

La primera edición de Mr Vértigo , con la sobrecubierta diseñada por Art Spiegelman . Los trazos de Spiegelman son reconocibles. El niño que aparece cabeza abajo conserva los rasgos ratoniles de los protagonistas de Maus.

La primera edición de Oracle Night firmada por el propio Auster y dedicada a un misterioso Xavier. La firma es más amable que los otros dos libros que tengo autografiados por Auster, parece más sincera; sin tanta prisa.

El tercer libro es un estudio crítico sobre Kitaj. Un capítulo está dedicado a su obra inspirada en la Guerra Cvil. Se menciona con exhaustividad el Frente de Aragón. Mientras lo estaba ojeando sobre nuestro sofá de Ikea marrón chocolate, Silvia estaba viendo una película inglesa sobre un brigadista que viene a la batalla de Teruel. Estaba protagonizada por Penélope Cruz y Charlize Theron. Sobre un manto de nieve, que cubría las cercanías de Teruel, los brigadistas se alejaban con sacos similares al que había estado paseando entre los porches del Paseo Independencia. Me fui a la cama 

#La imagen corresponde a la portda americana de Mr Vertigo, diseñada por Art Spiegelman 

EL BOTE DE RAFATXU

EL BOTE DE RAFATXU

Rafatxu es impredecible. El viernes estuvimos comiendo croquetas y raciones de longaniza. Le pregunté por su nuevo trabajo en el mundo editorial. Va bien dentro de lo bien que puede ir un trabajo. Me comentó que han puesto un bote en el que hay que echar diez céntimos cada vez que alguien hace un chiste malo. Una multa por los lugares comunes y las ocurrencias a destiempo. Llevaban tres días y ya sonaba. También me contó que igual acude a la inauguración de un piso de una amiga suya en Frankfurt. Con Rafatxu nunca hay que descartar ningún plan por estrafalario que parezca, como mucho hay que dudar de los aparentes.
Desde el viernes llevo pensando en el bote de Rafatxu. Cada vez que escucho a alguien cuyo sentido del humor deja desear más que la situación deportiva del Zaragoza, tarareo mentalmente la canción Money de Pink floyd y añado un Euro a un fondo imaginario. Desde el fin de semana he acumulado una buena suma. Los actos de la campaña preelectoral han sido fundamentales en la escalada recaudatoria, pero también mis propios pensamientos.
El bote de Rafatxu me hace pensar en el aforismo de Gracían "son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no". Y Yo incluiría "y nosotros mismos".

Memorias de un Muerto

Memorias de un Muerto

Este verano no pude visitar la tumba de Chateaubriand en Saint Malo. La marea hace imposible acceder al montículo,  que contempla la muralla de la ciudad bretona. Sólo las gaviotas y los nadadores que desafían a las olas son capaces de vencer la fuerza gravitacional de la luna. Chateaubriand menciona tres veces Zaragoza en las Memorias de Ultratumba
.

BkXIX:Chap17:Sec1 Mentioned.

BkXX:Chap7:Sec2 The fall of the town 21st February 1809.

BkXX:Chap9:Sec2 Prisoners from there held at Grenoble in 1809.

#La imagen corresponde al Grand Bé, que es así como se llama el macizo rocoso en el que se encuentra la tumba de Chateaubriand . Se trata de un cuadro de D´Isabey de 1866 

EL SEÑOR DE LAS MALETAS

EL SEÑOR DE LAS MALETAS

Las maletas Samsonite tienen fama de ser duras como el mármol de Paros, de tener el alma de piedra y la carcasa de platino iridiado. He sido capaz de cargarme una en menos de dieciocho meses.

El año pasado compramos una Samsonite en Nueva York. Fuimos poseídos por el fantasma del consumismo y necesitamos otra maleta para transportar las nuevas adquisiciones de ese lado del Atlántico. Encontramos una pequeña tienda, cercana a Grand Central Station, regentada por dos hermanos paquistaníes. Fue el día que comenzaba la Asamblea General de la ONU. Al mismo tiempo que pagábamos por nuestra Samsonite negra, Chávez pronunciaba su discurso del azufre. No sé que tipo de maletas comprarán los jefes de estado.

Los vendedores asiáticos nos aseguraron que la maleta tenía una garantía universal de diez años, que allá donde fuésemos habría un reparador de maletas dispuesto a arreglar una combinación desvencijada. ajustar un cierre o cambiar unas ruedas como en un box de Fórmula Uno. Cualquier problema que tuviésemos sería resuelto por personal cualificado.

Me cargué una rueda. La maleta se había quedado coja. Se había convertido en un trípode no apto para el viaje. Yo que no soy nada práctico estaba decidido a concederle la incapacidad y un retiro forzoso en la oscuridad del cuarto trastero. Silvia es más práctica sabía donde teníamos la garantía.

Helen es una tienda de bolsos y maletas que tiene en exclusiva el servicio oficial de Samsonite en Zaragoza. Una mujer atendía a una pareja que estaba comprando un juego de spinners (maletas de cuatro ruedas) para regalar estas navidades. Salió de la tratienda un señor mayor de los que parece que llevan toda la vida vendiendo Samsonites, incluso antes de que existiesen. Le explicamos nuestra compra neoyorquina y nos contestó como un médico que tiene que anunciar los pocos meses de vida que le quedan a un paciente. Medía sus palabras con el metro de la correción. Nos dijo que era perito de compañías aéreas desde hace cuarenta años. Sobre todo arreglaba Samsonites europeas que se fabrican en Bélgica, las americanas son otro cantar, otras medidas, otros estándares, otros componentes. Nos invitó a que le trajésemos la maleta para ver que podía hacer con ella. Nos hizo pasar a la trastienda que era una auténtica sala de autopsias de Samsonite. En una esquina se apilaban viejas maletas a las que se le salían los kilómetros por las tripas. El hombre, muy amable, nos enseñó por lo menos once clases de ruedas, con cojinetes, sin cojinetes, negras, de plástico, grises con remaches delanteros, con remaches traseros. Los cajones de madera donde guardaba los recambios producía el magnetismo del viejo comercio que se extinguió hace años. Cogía cada una de las piezas con un cariño que parecía que fuesen de porcelana.

Salimos de la trastienda. La mujer estaba ultimando la venta de los Spinner. Silvia le comentó al Señor delas maletas que los spinner eran menos duraderos que los trolleys de dos ruedas. Yo notaba como la pareja y la vendedora hacían oído. Si nos hubiésmos quedado más tiempo creo que no hubiesen comprado las maletas.

La maleta ya está en pleno funcionamiento. El padre de Silvia no es reparador oficial pero de talleres y soluciones imaginativas sabe bastante. El señor de las maletas también hubiese arreglado nuestra Samsonite, aunque me temo que nuestra garantía tenía el mismo valor que la Asamblea General de la ONU.

LADRILLOS ROJOS EN EL AIRE

LADRILLOS ROJOS EN EL AIRE

1882 no fue un año capicúa. No fue un buen año para la construcción en Manhattan, quizá no fue un buen año para nadie en la Gran Manzana. Lo que es seguro es que fue un año aciago para Francisco José de Navarro. El empresario español puso en marcha el proyecto inmobiliario más grande de todos los EEUU. De Navarro apostó por un  modelo de vivienda novedoso para la burguesía el Co-Op Apartment. (las cooperativas inmobiliarias). Hasta 1880, con la construcción del Rembrandt, los pisos eran propiedad del promotor inmobiliario que los vendía o los alquilaba a particulares. El Rembrandt suspuso el punto de inflexión, se trataba de pisos que se vendían antes de la construcción y luego se pagaba una cuota mensual de mantenimiento del edificio.
Francisco de José Navarro se interesó por el sitema y promovió la contrucción de un complejo de ocho bloques frente a Central Park, entre la Sexta y la Séptima Avenida. Su tamaño era colosal, el doble del Dakota Building que se estaba construyendo al mismo tiempo. El nombre oficial era Central Park Apartments, aunque también se le denominaba Navarro Flats y a veces Spanish Flats. Cada uno de los edificios llevaba el nombre de una ciudad de la Península. El último, el Octavo, se llamaba Zaragoza. Cada uno levanta diez pisos. Para su construcción contó con los dos arquitectos, Hubert y Pirsson, que habían inventado el sitema de Co-Op en el Rembrandt. El ladrillo rojo dominaba la vista de Central Park. Introdujeron detalles ornamentales  mudéjares en partes menores de los edificios, aunque el estilo predominante era una mezcla de Neogótico y Reina Ana. Nunca me ha gustado definir los períodos artísticos con nombres de Reyes, ni siquiera aprecio el corte Imperio.
Los costes se dispararon fue un Titanic de Rejola y Alfez que acabó con una segunda y una tercera hipoteca. Los compradores se hicieron con un castillo en el aire desde el que se dominaba el Midtown de Manhattan. En 1888 se vendió en una subasta pública y los propietarios acaudalados se quedaron con un par de narices. Había dos edificos que estabán incompletos, lo más seguro es que el Zaragoza fuera uno de ellos.
La vida del Zaragoza fue breve, en 1926 se derribó para la construcción del NY Athletic Club. Sus ladrillos rojos estarán desperdigados por la ciudad, estarán formando parte de otros edificios, medio tapados por la escaleras de incendios que parecen unas prótesis ortopédicas que evitan que las casas se desmoronen.
Puede que en el east Village o en Chelsea algún ornamento mudéjar desubicado sea la única huella de lo que fue el megalomanismo del Zaragoza.
#La imagen corresponde a una de las pocas imágenes de los Navarro Flats. Uno de ellos era el Zaragoza 

ALTER EGO

ALTER EGO

Nunca he tenido un Alter Ego. El otro día me crearon uno que me hizo bastante gracia. Unos amigos graciosetes pasaron mi número de teléfonoa la persona encargada de la selección de actores de la Cabalgata de Reyes de Zaragoza. Le dijeron que era el móvil de Iker Echeverría Capistros. Escribieron el esbozo de un curriculum,  un tipo versado en el teatro amateur del País Vasco que quería mudarse a este lado del Ebro para proseguir su vida escénica. Había participado en la inauguración del Guggenheim y en varias obras. Me hubiese hecho ilusión que hubiese sido en alguna de Chejov, aunque creo que no está al alcance de los aficionados. Me llamaron por teléfono y preguntaron por Iker Echeverría. Rospondí que se habían equivocado, pero el número coincidía con mi móvil. Un par de minutos de conversación sirvió para que nos diésemos cuenta de la broma que nos habían gastado. Es una pena que la noche de Reyes no tenga tiempo para participar en la cabalgata.

Me gustaba mi Alter Ego con nombre de portero del Athletic. Busqué información en Internet a ver si existía. Quería comprobar si había alguien con ese nombre. No encontré fotografías, ni siquiera un Iker Echeverría Capistros. Me tuve que conformar con un Iker Echeverría que se quedó noveno en un campeonato de España de Bola 9, la modalidad que practicaba Paul Newman en El Buscavidas.

Animado indagué en los nombres de los personajes del  relato que estoy escribiendo. La protagonista, Laura Morrison, es en la realidad una especialista en la pesca de un pez autóctono de los Grandes Lagos estadounidenses y el chico,  Jorge Faus, es el Road Manager de una compañía de Flamenco Valenciana.

Parece mentira que los personajes inventados  con  tinta tengan un "otro yo" de carne y hueso

#La imagen corresponde a un fotograma de El Buscavidas. Paul Newman interpretaba a un tipo llamado Eddie Felson.

TALLER DE PSICOANÁLISIS, DOS

TALLER DE PSICOANÁLISIS, DOS

Los Freudianos también se ríen de Jung en sus convenciones anuales. Han encontrado una empresa que vende bulbos y semillas de productos de la huerta, Los mejores tienen forma fálica, no podía ser de otra forma. Mención especial para el pepino dulce.
#La imagen corresponde a  Carl Jung haciéndose sombra con la mano

TALLER DE PSICOANÁLISIS

TALLER DE PSICOANÁLISIS

Cojo el Regional Express procedente de Logroño con destino Zaragoza. Se ha solucionado la huelga de taxis, pero me había hecho idea de ir a casa caminando bajo la noche. La luz de las farolas se refleja en los comercios de la Avenida Navarra. Me fijo en uno y me tengo que parar. Una escenografía de escaparate de barrio muestra la colección de herramientas Freud. Hay apellidos que condicionan. Si te llamas Freud es más fácil dedicarse al Psicoanálisis. Si haces cuchillas para motosierras quizá debieras ir a tumbarte en un diván. Los Jungianos todavía harán chistes fáciles en sus convenciones anuales.

TINTIN EN ALCAÑIZ

TINTIN EN ALCAÑIZ

Tintin hizo su última aparición pública en una viñeta de Tintin y el Arte Alfa. Un traficante de arte le encañonaba por la espalda y estaba a punto de cargárselo. Hergé se murió y dejó inacabada la vigésimo cuarta aventura del periodista que no ejerció como tal. Las obras inacabadas rebosan la  magia de lo que pudo ser y nunca pasó. Tintín, lo más probable es que se salvase; aunque personas cercanas a Hergé comentaron que el propio dibujante les había consultado sobre la posibilidad de matarlo en la azotea de su casa. Algo parecido a lo que hizo Conan Doyle con Sherlock Holmes en las cataratas de Reichembach (Suiza). Hergé quería que el universo que había creado descansase en paz con su autor, sólo permitío a un escritor americano que continuase las andanzas de Tintin en una novela. Frederic Tuten  en Tintin y el Nuevo Mundo junta a los personajes de Hergé con los internados en el sanatorio de tuberculosos de La Montaña Mágica. Tintín  madura, envejece. Prueba los placeres de la carne, pierde la virginidad con Claudia Chauchat. El capitán Hadock acaba como el alcohólico que anidaba en su interior y Milú no soporta la mera presencia de su amo. Todos se vuelven humanos. Adquieren consciencia del tiempo.

Las figuras del belén aragonés del Heraldo de Aragón me recuerdan a Tintin. Las caras redondas. Los ojos dos puntos negros. Las formas blandas bajo las prendas de colores planos. Las figuras de los pastores alcañizanos tienen el ADN de Tintin. Podemos soñar, pensar que Tintin tuvo descendencia con la Chauchat y que sus hijos acabaron en Alcañiz.  No en vano Alcañiz fue la ciudad en la que nació en periodismo español, gracias a Nipho. Un periodismo que no era periodismo y un reportero que jamás escribió una crónica. Tenía que acabar sus días en el Bajo Aragón

#La imagen representa un cuadro de Roy Liechestein en el que se ve a Tintin leyendo con sorpresa el anuncio del Belén aragonés en el Heraldo de Aragón, en la pared de su casa cuelga  Dance (I) de Matisse. Su hijo toca la dulzaina para amenizar la lectura

OTRA CASA DE ANTONIO MACHADO

OTRA CASA DE ANTONIO MACHADO

La medicina está haciendo que me interese por la poesía de Machado más que cualquier Consejería de Cultura regional.  Al final de la semana pasada estuve con Silvia en el Congreso de La Sociedad Española de Nutrición. Se celebraba en Segovia. Las mañanas castellanas eran heladoras.  El frío se cuela por las orejas y convierte a los bolsillos en el mejor invento de un abrigo. El turismo de  bufanda tiene recompensa en vinos y sopa espesa. Con el vaho puedo hacer señales de humo a Silvia.

 Antonio Machado se fue de Soria a Baeza y de Baeza a Segovia (Frío-Calor-Frío). En Segovia vivía en la pensión de Luisa Torrego en la calle de los Desamparados, convertida hoy en la Casa-Museo de Antonio Machado. Las visitas son muy curiosas. Se contratan en una Librería de Viejo que se haya en un jardín junto a la entrada a la casa. El propio librero muestra las habitaciones del profesor de francés con ternura. Su faceta de dramaturgo, que es la que potenció en Segovia le intereresa menos. En la librería tenían la Primera Edición española de La cerilla Sueca de Chejov. Unas señoras participaban en un concurso de descubrir pistas por toda Segovia. Una pista  se encontraba en la inscripción del busto que esculpió Barral como homenaje al poeta . El librero podía haber participado en el concurso. Sabe muchas de las respuestas, más de las que tienen las dos señoras. Machado  pasaba mucho frío en la casa. Se compró una estufa que todavía se conserva en su habitación, que parece que esté siendo todavía habitada. Unamuno fue a visitarle varias veces y no se despegaba de la estufa.

Mi entrada del Museo tiene el número 7676. Reproduce un texto de Pilar de Valderrama en su libro de memorias Si, soy Guiomar. Al salir de la casa alzo la vista y veo una silueta de cartón de Antonio Machado asomarse a la ventana. Un fantasma como los de las películas produciendo vaho y escribiendo poemas en los cristales. No sabe a quien dedicárselos a Leonor o a Guiomar.

#La imagen representa a Antonio Machado escribiendo poemas de amor en los cristales de la ventana

ME HE VUELTO A ENCONTRAR CON LA PREDICADORA DEL 22

ME HE VUELTO A ENCONTRAR CON LA PREDICADORA DEL 22

El esguince me limita para ir caminando al trabajo. Cojo el 22 para llegar al Casco Histórico. Me he vuelto a encontrar con la Predicadora del 22. Fue el domingo a las nueve menos cuarto de la mañana. Se subió en la Calle Santander . Abrió su Biblia azul con letras doradas y comenzó con un cántico religioso. Su voz era más firme que la primera vez que se cruzaron nuestros caminos en mayo. Después leyó un salmo y se sentó mirando a través de los cristales del Autobús. La iglesia sobre ruedas me recuerda a las bibliotecas itinerantes. No tengo ilusión por entrar en ninguna de ellas. El trayecto mejoró con las personas que se subieron en la parada del Portillo. Un señor de mediana edad leía una gramática española de la postguerra en encuadernación holandesa. Se detenía en la conjugación de los verbos en subjuntivo, peor para él. Baje cojeando y me fui a comprar los periódicos

#La imagen corresponde al púlpito con ruedas del Reverendo y Editor L. Clark

RECUERDOS DEL HUEVO

RECUERDOS DEL HUEVO

El deporte de élite es malo y el aficionado lo es más. Todavía ando renqueante de un esguince baloncestístico que me hice el lunes de la semana pasada. Se me habían olvidado las vendas tobilleras y  las pomadas antinflamatorias. A los treintañeros el síndrome de Peter Pan  nos hace realizar sobresfuerzos para los que no estamos preparados. Queremos demostrarle a otros treintañeros que somos más ágiles y cogemos mejor los rebotes que ellos. Esta semana reflexionando sobre ello me he enterado que Peter Pan murió a los 63 años arrojándose al Metro de Londres. Peter Llewelyn-Davies, el niño que inspiró a J. M. Barrie el personaje que lideraba los niños perdidos, se suicido en la estación de Sloane Square abrumado por el personaje  que nunca había sido. Una de las consecuencias de que me duela el tobillo con los cambios del tiempo, es que ando menos y leo más. He estado echando un vistazo a los libros que me compré en el rastrillo Aragón. Destacan dos.

El primero es una separata comercial de 1922 que explica una obra en nueve volúmenes de Sven Hedin, uno de los mayores aventureros  del S XX. Explorador sueco que cartografió el Tibet y descubrió las fuentes del río Brahmaputra( desde que conocí a Richard F Burton admiró a los descubridores de los nacimientos de los ríos). Aparecen mapas desplegables que dan la impresión de que se vayan a romper y un par de litografías del propio Hedin

El segundo es un ejercio de nostalgia. La conquista de los recuerdos que supuso el Mundobasket 86. No me acordaba casi nada del campeonato del mundo que organizó España en el verano de 1986. Yo estaba de campamentos en San Pedro de Siresa y mi alimento favorito era el pástel de Mármol de Tía Mildred. Tenía una camiseta Nike con la Estatua de Libertad, que sujetaba una zapatillas en vez de la antorcha, y me creía el Rey del Mambo. No recordaba que la inuguración del Mundial tuvo lugar en Zaragoza. En el Huevo, el pabellón que nos derribarán cualquier otoño sin que nos haya dado tiempo a protestar. La ceremonia inaugural contó con Alfredo Krauss cantando la jota de la Dolores y un montón de joteros haciendo de la suyas. Qué lejano que se ve todo, sólo faltaban los tunos.

Si en veinte años olvidamos un Mundial ¿Quién se acordará de nosotros? Los recuerdos  más antiguos que tengo del Huevo son Kevin Maguee y el primer concierto al que asistí. Se trataba de la gira de Escuela de calor de Radio Futura. Tenía miedo y apenas me movía de mi sitio.

La imagen corresponde a la página del libro de la Federación española de Baloncesto en la que se analiza la ceremonia inugural edl Mundobasket

EL TUBO DE TAUSIET Y LIZANA

EL TUBO DE TAUSIET Y LIZANA

Hoy se presenta en la Fnac el libro del Tubo. Desde que conozco a Tausiet llevaba intentando su publicación. El libro se ha convertido en un amigo más que ha compartido nuestras comidas y nuestros paseos. Les ha salido muy bonito. No podré asistir al acto. Hoy me he quedado en Calahorra para otra presentación, la de  una ecografía en la que nos han confirmado que vamos a ser padres de una niña. En cuanto pueda le contaré historias de los rincones y de los moradores del Tubo. De momento como homenaje al esfuerzo y tiempo que ha invertido Tausiet le dejo este pequeño post

Los dos lugares que más me gustan del Tubo son la Ortopedia La francesa, que no otra cosa que una tienda de preservativos y el comedor de la Pensión La Peña.

 El escaparate de la ortopedia tiene el encanto de lo prohibido, varias personas  de la generación de mis padres me contaron que en los años sesenta existía una leyenda urbana que decía que la policía controlaba quien compraba en la tienda. Los colores de las cajas de preservativos se ven aunque se miren de reojo. Recuerdo que un día pasábamos por la calle con unos italianos. Les contamos el papel social de venta de anticonceptivos que había desempeñado la ortopedia. Decidieron entrar a comprar condones fluorescentes y de sabores. Se dejaron una pasta y la dependienta como agradecimiento nos regaló a todos los que íbamos unos preservativos marca "Don Juan".

La pensión la Peña es la única de Zaragoza que todavía tiene su comedor abierto al público general. No está a nivel de calle hay que subir unas escaleras, que si pudiesen hablar no tendrían precio. Guarda un sabor de autenticidad que ha desaparecido en el Tubo. Da gusto comer con los pensionados, que como están en su casa se pasean con bata y rulos. Comentan todas las noticias del Telediario en voz alta y suelen pedir opinión de aspectos personales. Hay un señor mayor que hace aspavientos cuando dan noticias del Zaragoza, que suelen coincidir con los postres caseros. El primer día que fui a comer estuve a punto de mearme encima, el baño estaba ocupado por una señora que se estaba lavando el pelo.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO
"El Tubo. Memoria de un abandono. Fotografías 2000-2004"
de Miguel Lizana (fotógrafo) y Antonio Tausiet (escritor).

Intervendrá Guillermo Fatás, Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza y director de Heraldo de Aragón, además de los autores.

Martes, 13 de noviembre de 2007 a las 20 horas.
Fórum de FNAC Plaza España. Zaragoza.

HAIKUS SORIANOS

HAIKUS SORIANOS

Me despierto en un Hotel de Soria. Silvia se ha bajado a sus charlas y tengo toda la mañana soleada para pasear por la ciudad. Me compro el Heraldo en una calle peatonal. Lo tienen detrás de los ejemplares del Diario Alba. Hay veces que los quiosqueros saben hacer unas metáforas difíciles de superar. De todo el periódico sólo me interesa una noticia, se ha muerto una de las dos supervivientes del Titanic. Ahora si que se va a hundir para siempre. Me meto en un bar que se encuentra donde Antonio Machado conoció a Leonor. El edificio de 1908 que albergaba la pensión de los padres de Leonor, en la esquina de la Calle Teatinos, ha desaparecido. Hoy se levanta una casa moderna que en sus bajos comerciales tiene un bar que se llama Tito. Me sorprende que lo regenten chinos modernos. si alguien se enamora de los hijos de los dueños realizará Haikus sorianos. Me pido un cortado, la camarera  risueña y simpática intenta que lo acompañe con una tortilla de champiñones "muy rica". Declino la oferta y me pongo a leer varias páginas del excitante libro de Aloma. Entra un señor mayor con la  movilidad reducida que necesita un tacataca para desplazarse, tampoco le apetece la tortilla de champiñones.

La mañana ha adquirido un marcado tono oriental. Las hojas otoñales me hacen pensar en Japón. Recuerdo que ayer por la noche Silvia llevaba una camisa japonesa y salgo a caminar

Caminante no hay camino, se hace camino al... pensar

#La imagen corresponde a la antigua pensión de los padres de Leonor. Calle Estudios, 7 esquina con la Calle Teatinos. Soria