LA CENA DE LOS GORDOS
La semana pasada Silvia estuvo varios días en un congreso sobre obesidad.El VIII Congreso Nacional de la Sociedad Española para el estudio de la Obesidad. A los asistentes se les regalaba una litografía de Pepe Cerdá. Ya estoy buscando ubicación en alguna de mis paredes. También le regalaron un podómetro que no debo utilizar de manera correcta. Me dice que de casa al trabajo ando cuatro kilómetros, lo que supondría una caminata de diéciseis kilómetros diarios. Con lo que está creciendo Zaragoza puede que algún día si que tenga esa distancia. El crecimiento urbanístico de la ciudad me recuerda a Alaska. Alaska tiene una población de 650 mil habitantes, más o menos como Zaragoza, y una extensión de un millón setecientos mil kilómetros. Las nuevas zonas deshabitadas, sin continuidad con lo edificado y con una temperatura más baja que Zaragoza histórica me hacen pensar en la "alaskización". Las calles se muestran vacías, ficticias como si fuesen de cartón piedra, pero no por ello son peores.
El congreso de obesidad, como todos los congresos acababa con una cena de clausura denominada "cena de gala". Tuvo lugar en el Cachirulo, como era de gala costaba diferenciar a los asistentes al congreso de los invitados a una boda que se celebraba en uno de los salones superiores. Pensaba que en un congreso en el que se aborda el tema de la salud y el peso me iba a quedar con hambre, pero ocurrió todo lo contrario. Sacaron cuatro platos y postre doble. Por supuesto el ternasco fue el colofón pantagruélico del banquete con médicos y dietistas, que entre bocado y bocado me explicaban con todo luo de detalles una ponencia que había causado furor. La ponencia de una inglesa que se dedicaba a concienciar al personal de los efectos nocivos de la gordura. Iba de pub en pub convenciendo a los maestros bebedores de pintas. Iba de bar de carretera en bar de carretra, refugio de camioneros, midiéndoles la cintura y dándoles buenos consejos. Incluso había puesto un stand en una convención de Harley Davidson para convertir en personas sanas a los Ángeles del Infierno. Durante los días que duró el congreso realizó un estudio en la Plaza España frente a la escultura de Agustín Querol, pero no le había dado tiempo a procesar los datos.
Me lo pasé bien en el Cachirulo. Ya le he dicho a Silvia que se apunte al próximo congreso de problemas de hígado
#La foto corresponde al motivo que Pepé Cerdá pintó con motivo del Congreso
´Fe de erratas. Donde acabo de decir motivo, digo que pintó para el VIII Congreso de la SEEDO
EL ENTIERRO DE LA SARDINA
LA FIRMA DE PAUL AUSTER
EL CATEDRÁTICO QUE DORMÍA EN UNA CARAVANA
Nadie optimiza tan bien el espacio de los restaurantes como los franceses. La cacapacidad de acumular sillas y mesas en superficies reducidas es todo un arte que parece desafiar las leyes de la logística. Al principio me disgustaba este horror vacui, lo consideraba una invasión de la intimidad. Me molestaba el ruido de las cucharas soperas, las risas subidas de tono o los comentarios sobre los postres. Sin embargo he aprendido a valorar el encanto de las distancias cortas con desconocidos, sobre todo si son buenos conversadores. Me pasó en Nueva York donde comiendo en el Pastis conocí al productor de las películas de Parchís y me ha vuelto a pasar esta semana en París.
Julio Ferrer es la persona que conozco que mejor se desenvuelve por París. Pocos días antes de marcharme me dio unas recomendaciones gastronómicas, entre ellas se encontraba el Chartier. Un restaurante cercano a los grandes bulevares proyectados por Haussmann y que guardan el ambiente del París de los años treinta. El salón estaba lleno a rebosar como aparece en una escena de Largo domingo de Noviazgo. El despliegue de mesas domina toda la superficie del restaurante, todos los recovecos aprovechables. Además las mesas son de cuatro comensales con lo que nos sentaron a Silvia y a mí con una pareja que rondaba los cincuenta, a la que saludamos en francés y les deseamos una buena comida. Nos pusimos a lo nuestro, a decidir qué comer y qué beber. La pareja nos escuchó hablar en español y nos preguntó con acento estadounidense de dónde éramos. Comenzó una conversación fluida entre los cuatro. Resultó ser un matrimonio encantador que vivía al norte del Estado de California. Ambos trabajaban en el mundo del derecho ambiental, sobre todo en temas de agua. Ella era abogada de una ONG y él era Catedrático de Derecho de la Universidad del Pacífico. Hablaban español perfectamente, casi mejor que nosotros, habían estado viviendo un año en Oaxaca. Eran una pareja atípica, vivían en la parte montañosa de California, Nos enseñaron unas fotos, almacenadas en la memoria de una PDA, en las que la nieve cubría la entrada de su casa, de su casa principal. Cuando se habla de California uno se imagina playas vigiladas y chicas rubias patinando con protectores. Él daba sus clases a trescientos y pico kilómetros,en Sacramento ,y durante su período lectivo vivía en una caravana. No me imagino a ningún catedrático de Derecho de la Universidad de Zaragoza durmiendo en una caravana estacionada en un jardín, con la exigüidad de una casa rodante en la que no deben caber ni tres tomos del Aranzadi . Me gustaba la forma que tenían de ver la vida. Se empeñaron en invitarnos a comer. Aceptamos con la condición de devolverles la invitación otra noche. Quedamos con ellos dos días más tarde bajo la Noria de la Place Concorde, nos recordaba vagamente a Tu y yo (An affair to remenber) , así que miramos al cruzar.
Decidimos ir a comer Soufflés. No hay demasiados restaurantes que lo incluyan en su carta. Es un plato decadente que tiene el encanto de lo que se pasó de moda. Un soufflé es como las estatuas de los regímenes derrocados, se vienen abajo con poco esfuerzo. Si más americanos fuesen como ellos y más catedráticos de aquí viviesen en caravanas, nos reiríamos más y comeríamos más soufflés
#La imagen corresponde a un cuadro de pintado por Paul Lauritz en 1920, que se parece mucho a la vista que tenían desde su casa en California
VON BRAUN Y LOS LUGARES IMPOSIBLES
UN PAPA COCAINÓMANO, UN CURA DE PAMPLONA Y LA ETIMOLOGÍA DE LA SIESTA
Estos últimos días han estado inbuidos de varios aspectos eclesiásticos que me han mantenido entretenido más tiempo del que esperaba. Hace un par de semanas que leí El quinto en discordia de Robertson Davies, en la novela hay un personaje fascinante que es un jesuita navarro llamado Ignacio Blazón. Me recuerda muchísimo a Settembrini de la Montaña Mágica. Me sorprende que haya un personaje de Pamplona en una de las mejores novelas canadienses del S. XX. Al terminar el libro me hice miembro de un foro de discusión de literatura canadiense, pero no mencionan a Robertson Davies. A veces uno se sorprende de las simpatías que generan ciertos personajes,a mí que ni siquiera me caía bien Don Camilo. Será que me hago mayor
En otro libro que ando leyendo, La Historia del Mundo en seis tragos de Tom Standage, se analizan las diferentes civilizaciones a través de la bebida que las identifica. Para la sociedad contemporánea y la hegemonía estadounidense se utiliza la Coca-Cola. El creador de la chispa de la vida John Pemberton no hizo más que añadir cola al Vin Mariani. El vin Mariani no era otra cosa que un vino francés en el que se habían macerado hojas de coca durante seis meses. Tuvo un gran éxito comercial por dos razones, el elevado contenido de cocaína, 6 gramos por onza, y el Marketing que impulsó su creador el corso Angelo Mariani. Mariani empleó el apoyo explícito de varios personajes públicos, entre ellos el Papa León XIII que incluso aparecía en la etiqueta comercial del Vin Mariani. No me imagino a Ratzinger posando para Trinaté.
Por último, descubro tras quedarme dormido después de comer que la etimología de la palabra siesta proviene de la Regla de San Benito que mandaba descansar a la hora Sexta (entre las doce del mediodía y las tres de la tarde) después de haber pasado por el refectorio. Lo mejor que ha hecho la iglesia por la humanidad.
#La imagen corresponde a la campaña publicitaria de León XIII para el Vin Mariani
LO QUE PUEDE CAMBIAR LA VIDA EN TRES SEGUNDOS
El lunes por la tarde quedé con unos amigos para jugar al baloncesto en el Centro Deportivo Municipal La Granja. Alquilamos las pistas exteriores, nunca hemos sido unos aristócratas de pabellón. Somos los únicos que debemos alquilarlas. Hay una sola cancha y siempre la hemos tenido libre. Se puede decir que es como si fuese nuestra. Incluso hace un año protestamos por la falta de protecciones en los pies de la canasta. Llegaron a forrarla de una lona protectora que sirvió de poco. Cada vez acudimos un menos número de jugadores, no por falta de ganas, sino por lesiones. Queremos demostrarnos que no estamos tan mayores como aparentamos, luego pasa lo que pasa, y eso que calentamos. Tras acabar uno de los peores partidos que hemos jugado en mucho tiempo, se puede jugar mal sin necesidad de utilizar el rombo, nos tomamos unas cervezas. Somos de la vieja escuela, de la que no cree en los efectos beneficiosos del Aqyuarius. Hablamos de la final de las Olimpiadas de Munich en 1972. Ninguno de nosotros había nacido, Yo tenía menos tres años, pero la considerábamos como el final y la final más espectacular de la Historia del Baloncesto.
Lo políticamente correcto especifica que el deporte y la política no deberían juntarse nunca y quizá sea así, pero cuando se mezclan es fascinante. A quién no le hubiese gistado jugar en el equipo de los aliados en Evasión o victoria . Un ejemplo que es todavía más cinematográfico que la película de John Huston es la final de Baloncesto de Munich 72, aunque este es real. Relataría lo ocurrido pero mejor voy a reproducir las palabras de Edwin Kako Vázquez que tiene un fascinate blog titulado El Historiador deportivo.
Munich 72 será siempre bien recordada por el escándalo que se escenificó en la gran final de baloncesto entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Era una sorpresa que los soviéticos dominaran el marcador durante todo el encuentro, por 6 puntos en la primera parte (21-26) y por 8 cuando faltaban más de 6 minutos para terminar el encuentro. Uffff, entonces vino la reacción de los estadounidenses que pusieron en la delantera por primera vez en el marcador faltando 3 segundos de juego. Doug Collins interceptó un pase del gigante Aleksandar Belov y recibió falta de Sakandelidze colando los dos tantos para irse Estados Unidos (50-49).
Los soviéticos pusieron el balón en juego, pero éste se detuvo dos segundos después, hay que recordar que sólo quedaba ya un segundo y a instancias del dirigente de la URSS Vladimir Kondrashin, quien reclamaba que había solicitado un tiempo muerto tras el primer tiro libre de Collins y no después del segundo, que fue cuando sonó la bocina, cuando ya no podía hacerlo.
Tanto los árbitros, el brasileño Righetto y el búlgaro Arabadjan, como el comisario de mesa, el francés Chopard, eran de opinión de que sólo debía jugarse un segundo. Efectivamente, sacaron los soviéticos, se perdió el balón fuera de la banda y los estadounidenses, al oir la bocina que ellos creían que era la del final del partido cuando en realidad estaba advirtiendo que el juego se había detenido, empezaron a celebrar su nueva conquista de la medalla de oro. Pero estaban en un error, un error histórico.
El británico William R. Jones que era secretario general de la FIBA, donde mandaba con brazo de hierro, acudió hasta la mesa para intervenir personalmente y ordenar la repetición de los tres últimos segundos. Mientras Hank Iba, dirigente estadounidense y todos los jugadores seguían convencidos de que la victoria era suya por que los soviéticos no tenían tiempo de modificar el marcador.
Kondrashin trajo a juego a Iván Edeshko, gran pasador, con la consigna de que al reanudarse el partido lanzara un pase largo hacia su compañero Aleksandar Belov, que se situó a unos cuantos metros de la canasta americana. Edeshko sacó fuerte el balón directamente a Belov, quien tuvo tiempo de recibir la pelota en el aire, picarla en el piso y, tras eludir el intento defensivo de los únicos jugadores estadounidenses que intentaron reaccionar, Forbes y Joyce, la dejó cómodamente en el aro.
Era el 50 y 51 que sellaba la primera derrota olímpica del baloncesto estadounidense. Los americanos preeentaron una protesta oficial y para colmo de males, a Hank Iba le robaron 370 dólares del bolsillo mientras la firmaba. El partido había comenzado a las doce menos cuarto de la noche para que los Estados Unidos pudieran ver el juego por sus televisores.
El comité de apelación rechazó la protesta estadounidense y dijo que el resultado era válido. De los cinco componentes votaron a favor de Estados Unidos, un italiano, un puertorriqueño, en contra, un polaco, un cubano y el presidente del comité hungaro Sepp. El hecho de que los tres votos que dieron por buena la victoria soviética fueran los otros tantos ciudadanos del bloque comunista contribuyó exacerbar los entimientos nacionales tanto de los aficionados como de los miembros del equipo de Estados Unidos.
Para colomo los integrantes del combinado estadounidense decidieron no presentarse a la ceremonia de entrega de medallas y no recoger la de plata que les correspondía. También amenazaron con no volver a jugar un torneo olímpico, cosa que no se ha cumplido y sus medallas de plata se encuentran en una caja fuerte de un banco de Lausana esperando que pasen a recogerla
EL INDIGENTE QUE ODIABA A BISBAL
APUNTES PARA UNA MAÑANA DE MANGA LARGA
Me entero que el sindicato americano de directores cinematográfico se llama DGA (Directors Guild of America). La DGA nuestra ya no existe, ahora es Gobierno de Aragón; pero todo el mundo sigue denominándolo DGA. No estaría nada mal que Martín Scorsese fuese el presidente de Aragón. Aunque lo vería mejor como alcalde de Zaragoza, seguro que regulaba el tema de los taxistas en la Intermodal y sus desplazamientos a Valdespartera. Los políticos ya no llevan gafas de pasta.
#La imagen corresponde a Hugo Rich, vestido de manera elegante con un traje de Trussardi, atracando un banco en Australia. A veces las cámaras de seguridad sacan unas fotos propias de la Agencia Magnum
EL ANACRONÓPETE, E. GASPAR Y OTRAS MÁQUINAS DE VIAJAR
EL TAXI DEL MISTERIO
El sábado por la noche quedé, con un par de amigos, uno de ellos es un gran detractor de los blogs en general y del mío en particular, para tomar algo rápido. Al día siguiente teníamos que trabajar los tres. La cita no prometía demasiad, dos cañas, una tapa y a la cama a descansar. La cosa se complicó. Uno de los tres, no fui yo, llegó bastante tarde; como castigo lo llevamos a comernos unas megabrochetas al nuevo Candolías del Tubo. Cualquiera podría pensar que comerse una de esas brochetas no es ningún castigo. Claro que no todo el mundo es vegetariano. Aguantó bastante bien a sus amigos carnívoros, perro como no comí tuvo que beber más para pasar el rato. Los otros dos le seguíamos el ritmo porque somos más competitivos que los malos de las películas de Rocky. No contentos con la carne fresca lo llevamos a uno de esos garitos cuyas tapas se han convertido en ferranadrianadas. Lo encajó bien incluso cuando lo obligamos a tomarse una ración de arroz con bogavante. La última botella de Aylés hizo que continuásemos la noche. El Baccarah estaba hasta arriba, no cabía ni una sola chica más con camiseta de topos y manga ranglán. Pasamos a la Casa Magnética, donde estaba Juan Aguirre con su gorro eterno. Empezábamos a movernos en horas peligrosas para los tres, así que como una retirada a tiempo es una victoria, nos fuimos a casa. Si la retirada es en tax,i no es por ello más victoria, pero es más rápida. Di la dirección "Me deja en la Plaza Roma, por favor" El taxista no me dio conversación iba absorto en en un programa de radio. Reconocí la voz deIker Jiménez y me puse a temblar. Un colaborador del programa hablaba de tarántulas. Como el Paseo Teruel esta cortado por obras, el taxí se desvió por Madre Sacramento y pude escuchar algo que me dejó estupefacto. A la altura de lo que fue el taller del escultor Francisco Rallo, el colaborador de Iker Jiménez mencionó un tratado español de Tarantismo del S. XIX (nada que ver con el Director de Pulp Fiction y Death Proof). Vinculó el baile de la Tarantela a la necesidad curativa de la picadura de las tarántulas, que se llaman tarántulas por la ciudad de Tarento. En el manual sobre tarantismo se explicaba que si una araña venenosa picaba a alguien por estos lares, la tarantela dede ser sustituida por una Jota de movimientos rápidos. Así con dos Aylés de más y tras haber visto a Juan Aguirre me enteré del carácter apotropaico de la Jota.
¡Spiderman, no levantes tanto el vuelooooo
que te vas a salir de Españaaaaa!
NIKE BATURRIKA
CALAMARES POR AQUÍ, CALAMARES POR ALLÁ
LOLA, LA QUE SE QUEDA SOLA
PELUSILLA COGIÓ SU FUSIL
BOLERO EN EL GRAN HOTEL
EL DÍA QUE ME COMPRÉ DOS HOJAS DE UN LIBRO DEL S . XVI
El dólar esta a precios dsconcertantes, da gusto comprar en la divisa norteamericana. Las librerías de viejo de más alla del atlántico se han convertido en supermercados de oferta para según que piezas, sobre todo sino guardan relación con EEUU. La semana pasada viendo el catálogo de la ILAB (Intenational League of Booksellers) encontré un par de páginas de las Quatorze decadas de Tito Livio publicadas en Zaragoza en 1520 por Jorge Cocci, que no pude resistirme a comprar por el precio de una cena. Una de ellas con un grabado y la otra con una mayúscula ornamental. El paso del tiempo no ha sido demasiado duro con las hojas. Unas ligeras manchas de humedad atestiguan la antigüedad de los papeles; si a Londres se le presupone la niebla, es imprescindible que un libro del S. XVI tenga manchas.
Zaragoza fue uno de los focos impresores del Renacimiento peninsular. Aquí se imprimió el Manipulum Curatorum el primer libro con colofón completo de más abajo de los Pirineos,durante varios años se llegó a pensar que fue el primer libro que vio la luz en España, obra de Mateo Flandro en 1475. En el siglo XVI destacaron los hermanos Hurus y posteriormente el germano Jorge Koch, al que se lle aragonesizó el apellido por Cocci. las prensas de Cocci pasan por ser las mejores de todo el S XVI español, en concreto se citan en los Las quatorze decadas en los manuales de tipografía como ejemplo de volumen bien editado. Para ser sinceros las planchas xilográficas que utilizó jorge Cocci ya habían sido utilizadas en Mainz y en Lyon, ciudad enlas que debió comprarlas el alemán.
El ejemplar del que proceden las dos páginas terminó durmiendo el sueño de los justos hasta que en 1927 la Asociación de los Foliophiles decidió venderlo por hojas con la excusa de la labor didáctica y divulgativa. El presidente de la asociación, G. L. Brown, aseguraba que se trataba de ejemplares incompletos de los que se conservaba un número reducido de páginas, pero lo cierto es que lo único que se sabe es que son originales. Hay quien piensa que los Foliophiles se dedicaron a descuartizar libros para obtener una mayor rentabilidad, una especie de bibliófilos comelibros, o incluso que los libros fuesen robados. La fecha de 1927 es temprana para relacionarla con el robo de libros de la Seo. Es emocionante pensar que estuviesen junto al mapa de Vinland en la catedral zaragozana.
Jorge Cocci tiene hoy en día una calle en Zaragoza que no guarda ninguna relación con la tipografía, sin embargo la calle Mateo Flandro se encuentra en el lugar donde Cocci tenía su comercio, que con el tiempo pasó a denominarse callizo de la imprenta, paradojas de la vida.
·La imagen corresponde a unos cajistas trabajando enuna imprenta com la de Cocci
Las películas de Fernando Esteso las veía en el vídeo comunitario, alguna de ellas eran las primeras grabaciones piratas del cine español; en concreto me acuerdo de una que tenía todavía la música de Movierecord. Otro recuerdo de Fernando esteso es el anuncio de un vídeo Thomson para el Mundial 86 en el que Fernando era un jugador del Ajax y Pajares un árbitro más malo que Rafa Guerrero, al final ambos unían sus brazos escayolados para formar la palabra Thomsom. Cualquier orquesta de fiestas de pueblo que se preciase tenía que incluir la Ramona entre su repertorio, pero más sorprendente fue la versión de los Petersellers del clásico de Esteso mezclando La Ramona con los Ramones, haciendo una biografía pop del grupo punk neoyorquino.
#Este pequeño post sirve de homenaje a Fernando Esteso que hoy recibe el cariño de los internautas aragoneses
ANTÍPODAS NEGRAS. FIN DE TRAYECTO DE JOHN GARCÍA
Nunca he visitado la Semana Negra, ni siquiera he estado en Gijón, por el contrario si que he comido pastel de cabracho en Oviedo y le he cogido la mano de bronce a la estatua de Ana Ozores, Silvia estuvo viviendo un año en Oviedo mientras preparaba el MIR. Silvia no ha leído La Regenta, pero si estuvo en la Semana Negra compartiendo la calle con los aficionados a investigar crímenes sin resolver.
La semana ha estado teñida de cierto halo policiaco. Chesús Yuste habla de crear una Sociedad Camilierista. Sergio del Molino recorre los escenarios del Halcón Maltés (Sam Spade es mi investigador privado favorito) y yo al ir a coger un libro a la estantería tiré sin querer un volumen de Harry Stephen Keeler, un autor que me recomendó, en la última feria del Libro Antiguo, uno de los únicos tres miembros españoles de la Harry Stephen Keeler Society.
Mi pequeño homenaje al género es la enmarañada historia de John García. Me encontré con este pintoresco personaje real, que vivió en Australia a mediados del siglo XIX, buscando información detectivesca ambientada en Zaragoza.
Oceanía está muy lejos. Si el mundo fuese una línea de Metro sería la última parada. Una de esas estaciones en las que la gente llega dormida y con los trajes arrugados por haberse sentado mal. Cuando estoy aburrido en un vagón de Metro intento imaginarme qué personas viajarán hasta el último andén. Uno de los hombres que llegó hasta el final del trayecto fue John García. Las únicas referencias que quedan de este sujeto se pueden encontrar en el boletín policial de la provincia de Victoria. Una escueta nota da a conocer la fuga de John García, mientras estaba confinado en una cantera de trabajos forzados. Se proporciona su descripción física, Su altura, su complexión, de que forma tenía la barbilla. Se detalla la cicatriz que tenía en su pierna y otros aspectos variados; pero el dato que nos importa es que John García asegura haber nacido en Zaragoza. Las autoridades locales recelan de su procedencia. Piensan que se trata de un camelo para esconder la personalidad de un condenado a siete años de prisión y que realmente se trata de un inglés de Kent.
No sé la razón pero creo que la policía se equivoca. La edad que tiene García es 27 años. Con los datos que maneja la policía se trataría de un jovencito llegado a Australia con 15 años par cumplir condena por siete años. Uno de esos niños de la calle, amigos de lo ajeno que aparecen en Oliver Twist. Un virtuoso del carterismo infantil reclutado por un malvado como Fagin. Me extraña que uno de los ladronzuelos de la Inglaterra dickensniana se inventase un alter ego zaragozano. Además sabía leer y escribir, todo ello muy alejado del universo de los golfos apandadores.
En cualquier caso tendríamos a un fugitivo zaragozano (o no), perseguido por sus crímenes y por los que no había cometido. Viviría huyendo tras las pesquisas policiales en una tierra de frontera donde el dinero fácil y la corrupción harían más estragos que las elevadas temperaturas del desierto interior.
Hay veces que la última parada no es donde terminan las vías.
#La imagen corresponde a un uniforme de preso australiano, cuando John García cumplía condena. No me extraña que se quisiese escapar